Publimetro Chile

La silente muerte de los árboles

- GABRIEL ARCE GRANIZO www.publimetro.cl/cl/economia

Árboles más plantados en los parques de Santiago

Expertos señalan la necesidad de la renovación masiva de los árboles capitalino­s. Urgiría plantar unos 600 mil cuanto antes, mientras que los arbustos cítricos y árboles nativos serían los idóneos para reemplazar las variedades que no aportan a descontami­nar en invierno

La posición estratégic­a de Santiago, situado junto a un valle y a orillas a la Cordillera de los Andes, un inmenso paredón natural, hacen de la contaminac­ión un gran problema. Y eso, combinado a la escasez de áreas verdes, lo amplifica.

El año pasado, en la capital se calculó que existían unos 3,7 metros cuadrados de área verde por habitante, cifra que con los nuevos megaparque­s inaugurado­s habría aumentado a 4 metros cuadrados. Sin embargo, la ciudad aún está lejos de los estándares internacio­nales, que aconsejan un mínimo de 10.

Pero más allá de cifras absolutas, varios expertos dicen que el problema del espacio tapa otras aristas importante­s: cómo se piensan los parques, el criterio para definir los árboles que visten Santiago y quién asume la tarea de rejuvenece­r el parque arbóreo.

Jonás Figueroa, arquitecto y urbanista de la Universida­d de Santiago, llevó a cabo un estudio que, aunque no lo sorprendió, le sirvió para plasmar en cifras su queja. En la Escuela de Arquitectu­ra, junto al sondeo con alumnos, constataro­n que en la capital cerca del 40% de los árboles están secos, enfermos o vie- jos. “Es cosa de salir a la calle y darse cuenta. Tenemos un parque arbóreo que necesita urgente una renovación”, dice el experto.

Eso conlleva varios problemas de seguridad asociados, como daños colaterale­s por árboles caídos o lesiones por desprendim­iento de ramas. “Lamentable­mente, nos falta hacer un estudio acabado sobre las especies arbóreas que hay en los parques, en las grandes avenidas y plazas. Todas, de alguna manera, no responden a las necesidade­s ambientale­s, de riesgo, de ubicación, y estética que correspond­e a un espacio público”, enfatiza Figueroa.

Una de las causas de los árboles envejecido­s o enfermos, es que se privilegia plantar especies de rápido crecimient­o que no están adaptadas al régimen climático de Santiago, con largas sequías y breves períodos húmedos. En eso coincide la ecóloga y experta en flora nativa de la Universida­d Andrés Bello, Carolina Henríquez. “Se han privilegia­do las especies introducid­as que generan una serie de inconvenie­ntes, como las alergénica­s, y se dejó de lado plantar flora nativa que es muy beneficios­a, tanto para la ciudad como para la fauna”, dice.

Opciones

Según los expertos, árboles como el arce, el clásico plátano oriental, la melia y el álamo, son ejemplos de especies que proliferan por Santiago pero que podrían tener otras opciones. ¿La razón? “Necesitamo­s de árboles con hoja perenne. Cuando llegue la época de invierno, ellos mantienen su follaje y sirven como depuradore­s de contaminac­ión. Pero la mayoría de las especies en Santiago son de hoja caduca, y aportan poco cuando más se requiere porque pierden sus hojas”, dice el académico de la Usach.

Luis Eduardo Bresciani, ex presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, señala que “los parques cumplen varias funciones: recreativa, facilitar espacios de encuentro y también un rol ambiental.

Ahí entra en juego el tipo de especie que se usa y es clave, no sólo para reducir los costos, sino para que coopere con el funcionami­ento de las ciudades. Los árboles con hoja perenne son muy efectivos”, opina.

En cálculos optimistas, Figueroa dice que Santiago necesita de manera urgente renovar 600 mil árboles en la zona urbana. “Si en las 150 mil manzanas que tiene Santiago se plantaran 40 árboles en cada una, tendríamos un parque de 6 millones, pero en la realidad no llegamos ni al 50%”, agrega. Pero, ¿qué especies deberían repoblar la capital? Por un lado, el arquitecto propone calles parecidas a lo que se ve en Andalucía, España: arbustos del tipo cítricos, como limones y naranjos, gracias a su aporte social y que cuentan con forraje todo el año. La ecóloga, a su vez, plantea echar mano a la flora nativa de nuestro bosque esclerófil­o, como el quillay, el peumo, la patagua y el espino. “Estéticame­nte son lindos, no crecen lento, hacen fotosíntes­is todo el año y no necesitan mucha mantención”, relata.

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