Los días en la cárcel del “Brujo de Licantén”
no terminaban de cuajar y teorías sobre las reales intenciones de José Navarro, el personaje identificado como el captor.
El 10 de enero apareció la menor, cuando el propio, “Brujo de Licantén”, como se bautizó a Navarro, la entregó de manera voluntaria a su hermana.
El 26 de febrero, el acusado será reformalizado por la Fiscalía de Licantén. El Ministerio Público volverá a evaluar los mismos 3 delitos que hasta ahora tienen a Navarro con prisión preventiva en Rancagua: sustracción de una menor, lesiones infligidas al abuelo de la víctima y un eventual delito de abuso sexual. Los días de Navarro (33) en la cárcel son tranquilos, según detalla su abogado defensor Jorge Arroyo. Gran parte del día, explica, se la pasa en trabajos de higiene del recinto y, especialmente, en la jardinería.
El abogado resalta que “tiene una buena relación con los demás internos, a diferencia de lo que se pensaba, que iba a ser mal recibido por la población penal. Además, goza de bastante respeto del personal de gendarmería”, cuenta.
El defensor vio a Navarro por última vez hace un mes, y dice que su futuro judicial no le angustiaba porque se “sentía tranquilo con su declaración inicial”, esa de que fue supuestamente la menor quien alertó al “Brujo” de que quería huir de su familia, especialmente de su abuelo.
Principalmente recibe visitas de su madre y de la familia de sus hermanos, relata Arroyo, ya que “son gente de pocos recursos y que les cuesta viajar de Licantén a Rancagua”.
Luego de la reformalización, el abogado defensor pedirá nuevas diligencias, como “otra reconstitución de escena, un peritaje privado, y otro médico”, dice su abogado.
“Hay que poner en contexto como se desencadenaron los hechos. Esta menor venía siendo abusada hace muchos años atrás y Navarro fue la persona que vio esta situación. Tal vez no fue la forma correcta,.. Nuestra meta es llegar al juicio oral y conseguir la absolución”, enfatiza Arroyo.