Festival de protesta
Los artistas han hecho sentir su voz desde el escenario de la Quinta Vergara.
Chile cambió y el Festival de Viña también. El certamen musical más importante del país no podía estar ajeno a la situación que se vive en Chile y las manifestaciones que se vivieron en las afueras de la Quinta Vergara se trasladaron, en menor escala, al escenario. Pero lo suficiente como para poner en jaque a la organización del certamen.
Mon Laferte marcó con un discurso de ocho minutos y generó un espacio para que el público gritara contra Sebastián Piñera y Carabineros. Ricky Martin le pidió a la gente nunca callar. Stefan Kramer basó su rutina en el estallido social y homenajeó a la primer línea. Javiera Contador insistió varias veces con el Apruebo. Fracisca Valenzuel realizó gestos por los mutilados ocuales y saltó junto al público protestando.
Aunque no es primera vez, que se realizan alusiones políticas en el evento, esta vez pareciera ser una “obligación” o lo que se espera de los artistas que se presentan cada noche. Y eso, la organización lo tenía claro, según explican al interior de la producción. “Sabíamos que esto iba a suceder y que no podríamos hacer mucho por controlarlo, porque cada cosa que hiciéramos podría haber sido señalado como censura”, explican. Aunque sí se tomaron ciertas medidas para resguardar la transmisión televisiva, como por ejemplo, se optó por no mencionar ni mostrar a la alcaldesa Virginia Reginato. Por otra parte, las intervenciones de los animadores han sido mucho más acotadas y se eliminaron eventos paralelos oficiales. Incluso, se pensó en detalles como el color del vestido que María Luisa Godoy llevaría la noche inaugural y se descartó el negro para que no se interpretara como un “duelo”. En definitiva, la producción, ha resguardado lo que aparece en pantalla, evitando planos cerrados a los pocos carteles que se han ingresado a la Quinta Vergara.
Mientras que sobre el escenario, el control de lo que puede decir el artista, no está en la organización, de hecho, todos han negado que se le hubiese recomendado no referirse a la situación de Chile, aunque si, como se hace siempre, se revisó la rutina de los humoristas y se les hicieron las recomendaciones correspondientes, pero esto no garantiza que puedan cambiarla sin avisar. Pamela Hodar, es concejal de la Ciudad Jardín y parte de la comisión del Festival, pero entre 1986 y 1990 estuvo sobre el escenario como conductora, por lo que ha visto de cerca la evolución del certamen. “Siempre he dicho que no estoy de acuerdo que transforme una fiesta musical en una plataforma política... En este momento, es indudable que algo así va a ocurrir, es casi inevitable”, expresa, añadiendo lo que la organización ha venido asegurando: “En el Festival no se veta a nadie, pero lo que se diga es responsabilidad de cada artista. Si hay una imputación a alguna autoridad, es de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten”., dice detallando que “además que. en ese sentido “hay un contrato firmado con los canales”.
La concejal, reflexiona con algo que es natural frente a un evento de esta naturaleza “el festival tiene esa condición de que, como es algo en vivo el humorista o el artista, quien está está arriba del escenario se enfrenta a la alegría y entusiasmo del público, eso vuelve todo más intenso y actúan en el momento... Eso es la gracia del Festival, que va en directo y el público interactúa. Es parte del show... Es inevitable, pero, por mí, que fuera sólo música”.
“Yo apruebo… que cada mujer sea libre de decidir… a pesar de que en algunos lugares siento el rechazo y las campañas del terror, igual apruebo”. JAVIERA CONTADOR
“Es posible ganarle a la desigualdad, a la injusticia, a los abusos... Esto debemos solucionarlo entre todos”. STEFAN KRAMER