Una película tan vista que no deja de sorprender
La “U” dilapidó una ventaja de dos goles y terminó igualando con Audax Italiano, y sigue sin ganarles a los rivales directos en la tabla. Walter Montillo salió antes del entretiempo con una molestia, que lo podría convertir en la baja más sensible en la
Ponerse 2-0, con Walter Montillo lesionado apenas unos minutos antes del segundo gol y a punto de irse al descanso. Tener el partido dominado, pese a la baja del motor del mediocampo. Sufrir una expulsión comenzando el segundo tiempo, por una falta innecesaria e intrascendente, cometida por un jugador que volvía a la titularidad más por necesidad que por calidad. Echarse atrás, demasiado cerca del arco propio. Terminar igualando 2-2 contra Audax Italiano. Todo muy Universidad de Chile modelo 2019-2020.
La manoseada frase de Montillo de que a la “U” no le sobra nada, vuelve a hacerse carne. El manido eslogan de que “sin sufrir, no vale” otra vez aplicado. Y de aquella tesis de la peligrosidad del 2-0, ni hablar. Todas -y más- se aplican en el presente laico.
Los azules, haciendo de locales en Rancagua, volvieron a desnudar la pobreza de alternativas que posee Hernán Caputto en un plantel que, como otros, sufre con las lesiones. Pero, sobre todo, le penan fantasmas propios, los mismos que le afligen desde el año pasado, cuando los resultados no llegaban. Ahora, que las cosas van algo mejor en la tabla de posiciones, no supo aprovechar las ventajas que le ofreció Audax.
Es que los itálicos regalaron el primer tiempo. No se acercaron nunca con peligro al área local. Y la “U” aprovechó su momento. Con una renovada propuesta, Caputto plantó por la derecha un tándem con Augusto Barrios y Matías Rodríguez. Y ya no atacó sólo por izquierda. De entrada, la dupla generó riesgo. Además, el equipo mostraba aplomo, volumen de juego y pintaba como el equipo ofensivo al que aspira su técnico.
Guiado por aquella necesidad, y la orfandad vivida por Joaquín Larrivey en los dos duelos anteriores, el entrenador laico volvió a poner en la oncena inicial a Nicolás Guerra, quien tuvo un par de ocasiones en el área audina. Pero, como siempre, no logró concretarlas.
“Larrigol”, en cambio, cobró las pocas que tuvo. Una de penal, a los 10 minutos, y un pase de Jimmy Martínez (quien ingresó por Montillo), antes del descanso. Al menos, la “U” tiene goleador implacable.
Pero Audax no estaba dispuesto a regalar el segundo tiempo también. Ni el partido.
Aprovechó, además, la tontería de Guerra, quien hizo la falta que le valió la expulsión y le echó una mano a la visita.
Con 10 en cancha, la “U” otra vez se replegó más de la cuenta, regaló el balón a un equipo con hambre. Algo que hace habitualmente cuando se pone en ventaja y con oncena completa. Y, en esas circunstancias, los rivales aprovechan.
Guiados por Jorge Henríquez como lugarteniente en cancha de “Paqui”, el DT audino vio la debilidad azul, olió sangre y mandó a su gente a la carga. El empate fue su premio.
Una vez más, la “U” vio aparecer sus fantasmas, una vez más, dejando en claro que, más allá de las lesiones, ante la pobreza franciscana de alternativas, los errores se pagan demasiado caro. Porque no sobra nada.
“Más allá de la expulsión, en el segundo tiempo cedimos terreno, bajamos la intensidad y debimos posicionarnos mejor”.
HERNÁN CAPUTTO Entrenador de la “U”
“Quedamos con la sensación de que, si se jugaban unos minutos más, lo podríamos haber ganado”. FRANCISCO MENEGHINI Técnico de Audax Italiano