Un Lucero que encandila y despierta de su sueño a la UC
Eliminación.
En los descuentos, Universidad Católica pierde 3-1 en casa ante Vélez Sarsfield, y queda fuera de la Sudamericana. Deuda.
Con un juego deslucido, muy distinto al mostrado hace una semana en Liniers, los estudiantiles no estuvieron a la altura del desafío. Héroe.
Matías Dituro fue la figura “cruzada” en una noche en que el protagonismo se lo robó Juan Martín Lucero, autor del gol decisivo.
Juan Ignacio Gardella B. y Pablo Vargas Zec
Un puñal clavado en la última exhalación. Con precisión. Así fue el cabezazo que acertó Juan Martín Lucero en el último de los cuatro minutos de descuento que se jugaban en San Carlos de Apoquindo. Matías Dituro, quien antes ya había obrado algunos pequeños milagros al final del primer tiempo y sobre el tramo final del partido, casi la saca. Pero no. Esa estocada no la pudo evitar. Derrota. Eliminación. Dolor y muerte de la ilusión de Universidad Católica en la Copa Sudamericana. Cayendo por 3-1 en su cancha ante Vélez Sarsfield, inesperadamente queda en el camino de un torneo que pintaba favorable.
Dituro se había disfrazado una vez más de héroe. Pero, en esos segundos finales, Lucero, el mismo que anotó el descuento sobre el cierre en el Amalfitani, le quitaba la capa al portero local y se transforma en el ícono de una clasificación que hace una semana parecía imposible e inmerecida.
Sin embargo, en Santiago,
un equipo joven, desenfadado, se plantó en los faldeos cordilleranos y sorprendió.
Los “cruzados” habían dicho que esta llave no estaba cerrada. Que no sería fácil. Pero ya había hecho lo más difícil en los cuartos de final de la Sudamericana, como parecía ser ganar al “Fortín” a domicilio. Pero en su cancha, el cuadro de Ariel Holan no supo capitalizar el dominio que había demostrado en Liniers ni controlar un juego que, desde el principio, pintó desfavorable.
Desde el principio, Católica no pudo controlar el trámite del partido. Sin la posesión del balón, corriendo detrás de la pelota, Vélez encontró la ventaja tempranamente en uno de esos penales que la última actualización del reglamento y el VAR conceden por las manos dentro del área.
Con un marcador adverso, pero con la ventaja y el aval de los dos goles convertidos de visita, la UC no sólo no encontró nunca su juego, sino que empezó a confiar demasiado temprano en sostener la diferencia favorable.
Así, bien pudo irse con una segunda diana en contra al entretiempo. Por eso, en el arranque, volvió mejor el cuadro cruzado. Pero jugar más en terreno contrario no significó que el local tuviera profundidad alguna. Sólo alguna pelota parada llevaba algún riesgo al arco trasandino. Y con eso no alcanza.
Con el desparpajo que entrega la certeza de que no hay nada que perder, que la gloria está a la vuelta de la esquina, Vélez se rearmó y recuperó fuerzas para seguir presionando arriba.
Y, ante esa timorata Católica,
el visitante aprovechó.
No se trata de que faltara Fernando Zampedri o Valber Huerta. Sin duda, las ausencias pesaron para el aceitado esquema estudiantil, aunque el sombrío rendimiento no se explica únicamente por ese aspecto. Colectivamente, fue un espectro la Católica del martes en la noche.
Esas dudas, ese exceso de confianza, esa menor intensidad que hace una semana en Buenos Aires hicieron que los “cruzados” no se encontraran nunca. No encontraron el desborde y el cambio de ritmo que José Pedro Fuenzalida, Edson Puch, Gastón Lezcano, Luciano Aued y compañía hacen que todos sus rivales sufran y terminen inclinándose ante su consistencia.
La presión alta, las lecciones de una derrota en casa, le dieron el vuelo a Vélez para venir a incomodar a una Católica que, demasiado temprano, empezó a hipotecar su ventaja y terminó apostando todo a los penales. Una arriesgada jugada que terminó con la cabeza de Lucero y una eliminación inesperada.
“Es un resultado duro, una derrota que no esperábamos. Sabíamos que Vélez tiene grandes jugadores, pero creímos que podíamos hacer un gran partido”
MATíAS DITURO