Se descarrila la “U” de Dudamel: no pudo con Iquique y sigue enredada con el descenso
La “U” empata 2-2 en los descuentos a Iquique, en el partido que debía o podía perder para librarse del descenso. El rendimiento individual y colectivo de la oncena azul dista de ser el esperable de un equipo que cambió de DT para mejorar.
La novela “El Proceso” de Frank Kafka es un clásico de la literatura. En ella, el protagonista, pese a sus buenas intenciones, siempre termina obteniendo resultados adversos.
Con ese argumento, más que hablar de una novela, bien podría ser el resumen del camino de once partidos que acumula Rafael Dudamel como técnico de Universidad de Chile.
La “U” recibía anoche a Iquique, en el partido que -se suponía- podía o debía perder, en el intento de que Iquique no sea último en la tabla de posiciones de la temporada y que, por añadidura, hundiera a los laicos en la Tabla Ponderada.
Pero como este cuadro azul es kafkiano, logró el empate en los descuentos. Y con gol de Angelo Henríquez.
Lo cierto es que la “U” ya está fuera de riesgo de descenso directo. Pero el partido de promoción para caer a la B es un riesgo real y latente. Sobre todo cuando se les ve jugar.
No es que la primera rueda de los estudiantiles fuera brillante, pero peleaba arriba y, sobre todo, tenía cierta consistencia y solidez. La “Era Caputto” tenía como contra que el juego no era particularmente vistoso o muy vertical, como gusta ahora. Pero ganaba. Y eso no fue suficiente para el directorio que encabeza Cristián Aubert, quien decidió despedir al técnico tras la primera rueda e instalar en el banco a Dudamel.
La apuesta no pudo ser peor.
Luego de once partidos, queda claro que Dudamel ha optado por “sentar” a los veteranos del plantel, sin importar su currículo. El tema es que, por ejemplo, Jean Beausejour, jugando mal -como lo ha venido haciendo- es infinitamente mejor que Luis del Pino, defensa que, como lateral, es incapaz de dar un pase a alguien con el mismo color de camiseta, además de no tener siquiera la maña (que sí tiene el ya no tan rápido seleccionado chileno) para defender extremos, que siempre lo superan holgadamente en velocidad.
Para colmo de males, en partidos clave como el de ayer, hay rendimientos individuales bajos. Por ejemplo, ante los “Dragones”, Gonzalo Espinoza fue el estandarte de la imprecisión que cunde en la “U” de Dudamel. A lo errático en los pases, sumó malas ejecuciones en todos los balones detenidos.
Más encima, en esa prescindencia de veterenos, el DT ha decidido jugar sin Walter Montillo. El resultado es que en esa búsqueda táctica, prueba con un 4-4-2, como ante Iquique, redundando en que los azules sólo juegan a buscar el pelotazo, saltándose líneas. Y así queda como “10”, como armador... ¡Luis Casanova!
Así, no se puede.
Si no, que lo diga Joaquín Larrivey, que ayer en los 15 minutos que estuvo en cancha Montillo, tocó el balón más veces que en los 75 minutos anteriores. El centrodelantero pasó de goleador del torneo a no tener una ocasión. Porque la “U”, sin mediocampo, no genera peligro.
Es que la “U” en “versión Dudamel” no sólo exhibe un rendimiento bajo. También muestra un nivel paupérrimo. Con una feble organización defensiva, cero generación de juego ofensivo, hiperdependiente de algún destello individual, con suerte rescata empates. De ganar, ni hablar.
Por eso, el fantasma del desceso vuelve a rondar.
Por eso, tras el empate, algunos directores pensaban en la conveniencia de la continuidad del técnico. Y no para la próxima temporada, sino tal vez un cambio más urgente y drástico... Las similitudes del proceso de Dudamel con el de Kafka son, a estas alturas, dramáticamente demasidas.