Silva Henríquez, el cardenal de la solidaridad y la defensa de los derechos humanos
Muere el cardenal Raúl Silva Henríquez, quien condujo a la Iglesia Católica en una época muy convulsionada. Su defensa de los derechos humanos en la dictadura le generó una profunda admiración de los chilenos.
Mil biblias para el pueblo cubano le donó el cardenal a Fidel Castro.
Luego que en los albores de la dictadura el Comité Pro Paz se convirtiera en único amparo para los perseguidos políticos, Pinochet le pidió a la Iglesia Católica que disolviera esa oficina para evitar “males mayores”, pero el cardenal Raúl Silva Herníquez adujo que cerrarla “acarreará con toda probabilidad daños sensiblemente mayores a los que pretende evitar”. Al tiempo dio otro impulso a su obra para transformarlo en la Vicaría de la Solidaridad, el organismo que representó a las víctimas del régimen y que se transformó en la obra más importante del sacerdote en la defensa de los derechos humanos.
“¡Cardenal, amigo / el pueblo está contigo!”, fue el coro con que la multitud despidió al llamado cardenal de los pobres, fallecido el 9 de abril de 1999. En tiempos de convulsión política e inmerso en los cambios de la sociedad, Silva alentó el diálogo entre Salvador Allende y Patricio Aylwin, para evitar el Golpe de Estado, pero la polarización trabó un acuerdo. Más tarde encarnó su labor
Un personaje de la historia. El cardenal Raúl Silva Herníquez murió en 1999.
en la defensa de los DD.HH. y aunque entre la Iglesia y el Gobierno se abrió un abismo, el Papa Pablo VI lo respaldó.
Sacerdote salesiano, abogado, obispo de Valparaíso (1959-1961) y arzobispo de Santiago (1961-1983) fue un hombre público que siempre buscó el entendimiento
nacional. Más allá de su dimensión internacional, un par de anécdotas reflejan su importancia histórica. Cuando en 1983 fue reemplazado por un obispo conservador, Lucía Hiriart expresó que “¡al fin Dios nos ha escuchado!”. Mucho antes, cuando Allende –reconocido masón
fue elegido Presidente, el cardenal le obsequió una biblia. “Cómo no la voy a aceptar, si aquí está la historia del primer revolucionario del mundo”, le respondió el mandatario. Con la visita de Fidel Castro a Chile hizo lo propio, donándole 10 mil biblias para el pueblo cubano.