Los méritos no le bastaron a la UC: cae ante el campeón Pág. 14
Cuartos de final. El actual campeón de la Copa Libertadores derrotó por la cuenta mínima a la UC en San Carlos de Apoquindo. Penal salvador. El VAR sancionó como penal un rebote en Lanaro y el brasileño Rafael Veiga anotó el único gol del partido.
Recuperación. La UC pudo lograr el empate, pero careció de precisión en el finiquito y deberá buscar la clasificación en Brasil.
El campeón vigente de la Copa Libertadores se llevó anoche de Santiago un triunfo exigido, sin margen para carnaval, y revestido de la controversia que siempre genera un cobro del VAR. Católica sufrió la jerarquía de Palmeiras, pero deja una imagen futbolistica revitalizada que le permitió luchar sin claudicaciones con un rival de peso internacional reconocido.
Dentro de la intensidad del primer tiempo no hubo margen para avalar la ventaja con el dominio brasileño. Desde el comienzo Católica se paró con desplante en la cancha y forzó a Palmeiras a un papel inicial conservador, con volantes equilibrando el repliegue y sin presencia contínua sobre el arco cruzado.
Incluso, entre la fuerza propia de la tradición copera y la fricción natural de un choque parejo, Católica abrió ciertas brechas hacia la portería de Weberton. Estaba cerrado el partido, pero la UC se veía agresiva y alternaba varias llegadas: a los 16’ Valencia remató débil encima del arco y a los 30’ se sumó otro zurdazo bajo de Tapia con riesgo latente.
Era sugerente y atractiva esa dinámica, claro, hasta que en el área cruzada, a los 41’, un centro de Deyverson desde la derecha rebotó casualmente en la mano de Lanaro tras golpear en su muslo izquierdo y el juez uruguayo Matonte se amparó en la revisión del VAR para el cobro.
Penal y polémica eterna.
Rafael Veiga lo tradujo en la inesperada ventaja, como premio desmedido para el despliegue del campeón. Y un remate de Gutiérrez en el travesaño cerró un primer tiempo demasiado punitivo para Católica.
Ese 1-0 cambió el trámite sumándole más emoción y verticalidad a un segundo lapso con otras característias. Aunque Palmeiras ganó en solidez y a ráfagas apareció en la cancha con su verdadera estampa de campeón, Católica no destiñó para ir al frente con guapeza, apelando a los recursos que se le reconocen.
El ingreso de Puch le puso mayor vivacidad a la transición ofensiva de la UC y en el recuento del segundo lapso hubo dos jugadas de gol que atragantaron a los hinchas cruzados. A los 72’, el mismo Puch metió un pase gol en diagonal para Valencia, que conectó un zurdazo a quemarropa al cuerpo del portero brasileño. Y cinco minutos después, un tiro de esquina de Parot cruzó el área y el mismo delantero universitario llegó tarde a conectar el balón encima del arco.
El “Verdao” hizo ingresar más tarde a Dudu, su estrella repatriada desde Qatar, y con esa frescura pudo recuperar espacios en el manejo y protegerse mejor para solventar su exigua ventaja hasta llevarse una victoria valiosa como exigida.
En rigor, más allá de los temores previos -la partida del portero Dituro a España y la eliminación en la Copa Chile-, Católica tuvo valiosos síntomas de recuperación y eso alienta la ilusión de aspirar a una revancha en Brasil. Un desafío superlativo, al fin, por la categoría de un campeón que a ratos empalideció en San Carlos.
“Uno ya no sabe cómo poner las manos y es demasiado difícil cuando los árbitros no tienen un criterio claro. Pero jugamos un gran partido frente a un gran rival y la llave aún está abierta”.
GERMáN LANARO
Defensa U. Católica