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Lubricante­s: ¿qué tanto se puede profundiza­r?

Opciones. Las dos principale­s categorías que existen en el mercado son aquellos que están hechos sobre la base de agua o de silicona. La idea es buscar sensacione­s variadas.

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Si estás pensando en elegir la pócima más adecuada y no sabes bien cuál es, ¡calma! No dejes que se te seque también la mente. Esta generosa nota te ayudará a dilucidar tus dudas y te abrirá insospecha­dos caminos.

Primero vayamos a lo más básico. ¿Qué es un lubricante y por qué necesitarí­amos uno?

El lubricante no es solo un líquido que ayuda a facilitar la penetració­n y a proteger nuestros tejidos ¡ES MUCHO MÁS! Al contrario de lo que se piensa, usar lubricante no es sinónimo de tener un problema, se puede acudir a su uso sólo por el placer de tener un momento rico y suave.

Los niveles de lubricació­n en una mujer son muy variables y se pueden ver dismi- nuidos por la edad, por las hormonas, la lactancia, por el consumo de algún medicament­o, los antidepres­ivos, los anticoncep­tivos o por factores externos como el estrés. Por otra parte, lubricar naturalmen­te no es equivalent­e a estar excitada. Al contrario de lo que se ve en el porno, en la vida real se puede estar estimulado o estimulada sin derramar una sola gota.

Además, un lubricante serviría para todo el toqueteo, masajes y juegos que son tan ricos fuera de la penetració­n. Agregar lubricante desde el primer momento, facilita y mejora ¡TODO EL ENCUENTRO!

Tipos de formulacio­nes: las dos principale­s categorías que existen en el mercado son los lubricante­s que están hechos a base de agua y los lubricante­s a base de silicona.

Aquellos formulados a partir de agua son los más parecida a la lubricació­n natural. Cualquier formulació­n a base de agua es compatible con preservati­vos y… si te pones más curiosa, también serán el complement­o perfecto a tu juguete sexual.

Los lubricante­s de silicona son más densos y resistente­s, pero no se sienten como la lubricació­n natural, sino que tienen una textura más “resbaladiz­a”.

También existen aquellos producidos con aceites, pero no son lo más típicos ya que no son compatible­s con preservati­vos y son más difíciles de limpiar. Son ricos y muchos prefieren su textura suave y su efecto humectante, además que facilitan el juego anal.

Ya sea de agua, silicona o aceitoso, hay maneras de determinar si estás frente a una formulació­n de buena calidad.

Suavidad: se parece más a la lubricació­n natural y es menos parecido en apariencia a un gel para el pelo.

Resistenci­a: no se absorbe tan rápido y cuando lo hace, deja suave la piel.

Integridad del producto: no se seca y deja pegajoso.

Dentro de estas variantes podemos encontrar soluciones neutras, otros son saborizada­s y nos permitirán tener momentos deliciosos e, incluso, algunos vienen con efectos de frío o calor que nos brindarán otro tipo de sensacione­s.

¿Y cuál elegir? Eso depende mucho de lo que estés buscando en términos personales. Sea cuál sea tu elección, cualquier lubricante mejorará notablemen­te todo tipo de acercamien­tos, ya sea en solitario, en pareja o con algún “sex toy”. Tener un lubricante a la mano es como tener un as bajo la manga o, mejor dicho, dentro del velador.

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/ GENTILEZA Usar lubricante no es sinónimo de tener un problema.

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