Un hombre, de empresa, de mundo y de Estado
A su vocación pública, Piñera agregó talento financiero, con el que amasó una de las grandes fortunas de Chile.
Parecía predestinado a la política y no así a los negocios. Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, su completa identidad civil, creció en una familia que tenía al servicio público como vocación colectiva. Su padre, el ingeniero Manuel José Piñera, fue diplomático y uno de los fundadores de la Falange Nacional, que luego se convertiría en la DC.
Con ese ejemplo, siempre tuvo a la política en el eje de sus preocupaciones, aunque sólo haría concreto ese interés tras comenzar a triunfar en su otra faceta central, como astuto hombre de negocios y doctorado en Harvard (ingresó en 1973). Ese año, además, contrajo matrimonio con Cecilia Morel, con la que tendría cuatro hijos (Magdalena, Cecilia, Sebastián y Cristóbal).
Después de concluir su formación de posgrado regresó a Chile para trabajar en los rubros inmobiliarias y financieros, además de desempeñarse como profesor universitario.
En 1982 vivió uno de sus momentos más duros, al ser procesado, junto a Carlos Massad, por infracción a la Ley de Bancos en su papel de principales ejecutivos del Banco de Talca, donde hubo un manejo absolutamente irregular de sus operaciones.
Permaneció prófugo por 24 días y su causa fue desechada por la Corte Suprema; su presidente, Luis Correa Bulo, admitiría mucho después que había sido presionado por la entonces ministra de Justicia, Mónica Madariaga,
sin considerar el lobby realizado por su hermano mayor, José, también ministro de la Dictadura.
Independientemente de este gran lunar en su trayectoria, luego triunfaría plenamente en el mundo de los
negocios, con Lan (hoy Latam), Bancard, Chilevisión y Farmacias Ahumada entre sus principales inversiones. Así amasó una de las fortunas más grandes del país, con US$2.400 millones en activos.
Piñera será recordado, sin duda, por su compromiso por la democracia: en 1980 dijo haber votado “No” en el plebiscito que consagró la actual constitución y ocho años después reiteró esa misma opción en el referendo que evitó la continuidad de la dictadura.
Al año siguiente fue electo senador por Santiago y, aún en ese cargo, estuvo como precandidato a ser abanderado de la derecha para la elección de 1993, pero cayó tras el escándalo del “Kiotazo”.
En 2010 logró su gran anhelo:
fue elegido presidente de la república, superando a Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En ese rol, enfrentó la reconstrucción tras el terremoto del 27 de febrero y el rescate de los 33 mineros de la mina San José.
Su retorno a La Moneda se produjo en 2018, derrotando a Alejandro Guillier, candidato de la centroizquierda. A nivel político, este fue su gobierno
más complejo debido al estallido social de octubre de 2019. Pocos meses después llegaría la pandemia del Covid, que puso a prueba su conocida capacidad de gestión.
Ayer, su muerte en el lago Ranco puso fin a una trayectoria que, con sus claroscuros, permanecerá indeleble en la historia de Chile.