Crónica roja y grandes números: cuando CHV fue de su propiedad
Compró el canal en US$ 24 millones y lo vendió en US$ 160. Además, pasó del cuarto al primer lugar en sintonía.
2005 Fue el año en que Piñera compró la señal privada al Grupo Claxson.
Cinco años alcanzó Sebastián Piñera a ser dueño de Chilevisión, uno de los canales de televisión abierta más importantes del país. Lo adquirió en 2005 al Grupo Claxson, que había iniciado el proceso de venta en 2004.
Pero una vez que asumió como Presidente en su primer período esto se transformó en un conflicto de interés, por lo que muy a su disgusto, a cinco meses de haber jurado como mandatario anunció la venta del canal al grupo norteamericano Time Warner por un monto que bordeó los U$ 160 millones, una cifra bastante superior a los U$ 24 en que lo había adquirido. Warner por su parte, también lo vendió en el año 2021.
Cuando Piñera adquirió la estación, esta estaba atravesando un buen período económico, con ganancias en su último año de cerca de dos millones de dólares y si bien se encontraba en el cuarto lugar de rating, había logrado elevar su sintonía. Pero durante el período en que perteneció a Piñera y bajo la dirección ejecutiva de Jaime de Aguirre, la estación llegó a ser número uno en sintonía.
De Aguirre ocupó el cargo todo el tiempo que el canal perteneció al empresario. Sin embargo, esta dupla de oro se distanció tras el escándalo del financiamientoirregulardelas campañas políticas, hecho que fue investigado por la Fiscalía. Todo se desencadenó cuando Piñera le entregó un bono de desempeño por su buena gestión a Jaime de Aguirre el 2010 a través de su sociedad La Música SpA, aunque dicho bono
lo debería pagar Bancard, la sociedad del expresidente. Finalmente, el bono fue pagado por diversas empresas y sociedades que también le entregaron financiamiento a Piñera para su campaña presidencial del 2009.
Por otra parte, durante ese período fue blanco de críticas por los contenidos que llevaron a la estación al número uno de las preferencias: un noticiero cargado a la crónica roja, teleseries nocturnas con contenido para adultos como la producción
“Infieles” y el programa juvenil “Yingo”, denominado por muchos como un ejemplo de “telebasura”, con chicas jóvenes bailando con poca ropa a la cámara y exponiendo sus dramas amorosos con otros integrantes del staff.