Se juega, pero con medidas que complican más todo
Los abonados tienen algunos problemas para canjear entradas y el club se queja por el aforo permitido. Los cambios en el duelo de la “U” repercuten en La Cisterna, donde a la misma hora juegan con Cobreloa.
Luego de muchas vueltas, todo indica que Universidad de Chile por fin debutará, y como local, en el torneo nacional. Sin embargo, las exigencias de las autoridades y el plan piloto del Registro Nacional de Hinchas tienen algunas consecuencias, que han desatado el desagrado del club y el de sus seguidores, sobre todo los abonados.
Durante la mañana, la Delegación Presidencial Metropolitana autorizó el partido de este sábado ante Audax Italiano. Se jugará, finalmente, un par de horas antes de los presupuestado, a las 18.00, y con
un aforo de 32 mil personas, 11 mil menos que las solicitadas por la “U”, que quería volver al Estadio Nacional con las tribunas llenas.
La disminución de la cantidad de público, anticipada desde principios de semana debido a la restricción de con
tingente de Carabineros, desató el enojo de Azul Azul, reflejado en un posteo en las redes sociales de la institución.
Paralelamente, los abonados “laicos”, en el intento de canjear sus asientos para el duelo sabatino, manifestaban problemas para poder concretar
la maniobra, sobre todo entre aquellos que tienen pases que no están vinculados a un nombre y RUT específicos, o que intentaban ir con menores de 14 años, edad base para registrarse en la nueva base de datos.
Todas las contingencias relativas al partido de la “U”
como local rebotan en el duelo en que Palestino debe recibir a Cobreloa en La Cisterna. Programado también para las 18.00 horas del sábado, sin posibilidad de cambiarlo para antes por el acuerdo con el Sindicato de Futbolistas que impide partidos en horarios de alta temperatura, o atrasarlo por la carencia de iluminación artificial en el estadio, el club de colonia decidió unilateralmente no recibir hinchas visitantes, debido a las exigencias impuestas por las autoridades, que restringieron el aforo a sólo 3.800 espectadores, además de aumentar la cantidad de guardias privados.