Esquiva la tragedia, pero todavía es incierto su futuro
El seleccionado, quien convulsionó en un partido, sigue internado en observación. El dramático episodio se habría debido a una trombosis en el cerebro.
Iban 26 minutos del partido entre Estudiantes de La Plata y Boca Juniors en el estadio Uno de la “ciudad de las diagonales”. Al borde del campo, Eduardo Domínguez, técnico local, apunta a uno de sus jugadores subiendo su brazo y, súbitamente, se mete hacia tres cuartos de cancha, para socorrer a Javier Altamirano.
El seleccionado chileno de 24 años se acababa de desplomar y empezado a convulsionar, y su entrenador detectó que algo le pasaba. “Lo vi casi pálido, y mi primera reacción fue salir corriendo”, cuenta el entrenador “Pincharrata”.
Lo que sigue es una secuencia de hechos estremecedores, con jugadores llorando, la ambulancia entrando al campo y evacuando al mediocampista nacional.
Pronto se supo que Altamirano estaba estabilizado, luego de ser trasladado hasta el Instituto Médico Platense, ubicado a pocos metros del estadio.
Ahí lo recibió el médico Hugo Montenegro, quien comentó que el jugador fue sometido a diversas pruebas clínicas, para pasar la noche en observación. Ayer, a Altamirano se le realizó un electroencefalograma y exámenes de laboratorio completos para luego ser trasladado al Hospital Italiano platense, para hacerle un estudio complementario, una resonancia.
Al final del día, Estudiantes emitió un parte médico que indica que lo que afectó a Altamirano fue por “una trombosis del seno longitudinal superior (cerebro). Se encuentra estable, con la medicación adecuada y a la espera de otros estudios. Permanecerá internado para control evolutivo”.
“Luego de los estudios realizados, la causa de la convulsión sufrida fue por una trombosis del seno longitudinal superior (cerebro). Permanecerá internado para control evolutivo”.