No alcanza para campaña perfecta, pero se parece
Ante Cobresal, los “azules” juegan como en épocas pretéritas, pero sólo igualan 2-2. Ritmo. La impronta del cuadro de Álvarez es notoria, pero no le alcanza para ser exclusivo líder.
Pablo Vargas Zec
Pese al calor veraniego en pleno otoño en Santiago, los abonados de Universidad de Chile de la tribuna Andes parecían estar reviviendo la era de Jorge Sampaoli. Como si el tiempo no hubiera pasado, un joven con un artesanal chaleco azul, con una enorme y media deforme “U” roja entre el pecho y el hombro, subía la escalera de la tribuna, para ubicarse en lo más alto. El dueño de la prenda, Martín Ubilla, la ha paseado por Chile y el mundo, siguiendo al club de sus amores. Pero ahora, instalado en Alemania, descolgó el suéter para traerlo de vacaciones y volver al Estadio Nacional. Y, en los primeros minutos de ambos tiempos del partido contra Cobresal, en que los “laicos” se ponían al día en el campeonato, los fanáticos “azules” habituales del sector veían cómo, en cancha, el equipo parecía ser el mismo de hace más de una década, como cuando el joven con el jersey de la “U” desproporcionada era un infaltable del sector. Sin embargo, pese al ritmo endemoniado impreso por los locales, César Munder impidió que el equipo de Gustavo Álvarez se instalara como único puntero y con puntaje perfecto luego de cinco duelos. Fue un 2-2 muy entretenido.
Los estudiantiles se pusieron en ventaja rápidamente. En ambos tiempos. Con golazos. Ambos de zurda. Primero, gracias a Cristián Palacios, a los dos minutos, desde el vértice del área chica. Luego, con un zapatazo de Fabián Hormazábal (52’).
Pero el anfitrión no logró ni disfrutar. Pese a dominar, el rival se repuso rápidamente. Y en ambos casos gracias a jugadas magistrales de un Munder inspirado, con un tiro de distancia (7’) y con una definición mano a mano ante Gabriel Castellón (58’). Incluso, tuvo para poner a los “mineros” en ventaja tras otra salida rápida en que gambeteó a un par de defensas en el área, pero su remate salió elevado.
En un partido frenético, en que Cobresal estaba urgido por sumar, los de Gustavo Huerta lograron neutralizar a un equipo que, a ratos, recuerda al de hace más de una década. Incluso, con el chico del chaleco con la “U” deforme en la tribuna.