En Valparaíso se juega una presidencia y algo más
Cámara elige hoy a su nueva testera, una prueba de fuego para el Gobierno.
En la jornada de hoy, la Cámara de Diputados debe elegir a su presidente, un trámite que se ha visto enmarcado por acusaciones de incumplimiento de palabra y conversaciones para convencer a los indecisos, porque la votación se adelanta estrecha. Puede ganar la opción oficialista, tal vez una comunista como Karol Cariola, y encaminar buena parte la agenda de La Moneda; o vencer la oposición, probablemente Joanna Pérez (Demócratas), un traspié que hasta podría costarle el puesto a un ministro.
El Gobierno puso buena parte de su esfuerzo en que se respetaran los acuerdos -que garantizaban a un PC a la cabeza de la Cámara- y luego, al fracasar en este empeño, en que al menos sea elegido alguien de sus huestes, asunto clave para la administración Boric. Así lo señala Marcelo Mella, analista y académico del Departamento de Estudios Políticos de la Usach. Ganar le significaría a La Moneda varias cosas. “Fortalecer ciertas confianzas básicas para mantener la disciplina y consolidar relaciones y compromisos
para enfrentar los dos últimos años. Además, movilizar al centro sería una manifestación de que es posible
incorporarlo y mover el péndulo hacia la centroizquierda. Y también permite contrarrestar la derrota en el Senado y generar una mayoría que permita estar más tranquilos frente a eventuales acusaciones constitucionales”, dice.
Si las cosas no se dan para el Gobierno, habría un fuerte desequilibrio de poder, opina
Jose Miguel Cabezas, analista político, director de la Escuela de Gobierno de la USS.
“Que las mesas del Senado y la Cámara sean presididas por parlamentarios de oposición sólo refleja que la coordinación política entre la oposición se logró alinear en torno a un propósito común: llegar a las elecciones parlamentarias y del Ejecutivo más alineados y mejor coordinados. El balance de poder en ambas cámaras ya estaba con una minoría para el oficialismo, pero el mejor manejo de las reglas del juego les había permitido quedarse con alguna de las testeras. Por lo tanto ahora sólo sería más evidente ese desequilibrio de poder”.
Chile Vamos más Demócratas y Republicanos suman 62 votos; mientras que el PC y aliados, el Frente Amplio, el PS, PPD, liberales, radicales y la DC son 72. Pero quedan 21 nombres de independientes y PDG, que son los que definirán la elección y con quienes ambos sectores han conversado. Es la labor de quien se juega mucho en esta votación, Álvaro Elizalde, el ministro Segpres que dejó su puesto en el Senado para ser el nexo entre La Moneda y el Congreso, una labor en que, según los analistas, habría fracasado si hoy no hay un resultado afín.
Marcelo Mella, de la U. de Santiago, asegura que “en ese caso, efectivamente la discusión sobre la continuidad del ministro Elizalde será un tema político los próximos días. No solamente por las complejidades de desatar los nudos que entrampan los grandes temas que le importan al Gobierno en el proceso legislativo, sino también por los compromisos iniciales que no se cumplen. Perder ambas cámaras significa una compleja situación política y estratégica de cara a los últimos dos años”.
Este rompimiento de acuerdos, en todo caso, es desdramatizado por José Miguel Cabezas: “La belleza de la política es que siempre da sorpresas y nada está escrito en piedra. Los acuerdos actuales son sólo instrumentales; quizás de cara a la presidencial estos acuerdos legislativos podrían transformarse en plataformas programáticas comunes, pero por lo que vemos hoy, en esa elección volverán los candidatos de los tercios políticos, quizás, candidatos de ‘las’ izquierdas y ‘las’ derechas”.