Pulso

Argentina: aguantar el chaparrón

La inflación se ha disparado como producto de las alzas de tarifas, pero eran ajustes necesarios.

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ENTIENDO EL dolor y el enojo cuando la gente ve los aumentos”, dijo ayer el Presidente argentino, Mauricio Macri, en una inusual conferenci­a de prensa en la que abordó distintos temas, incluyendo los Panama Papers en que aparece mencionado. “Hubiese sido feliz de no haber tenido que hacer ningún aumento, pero la economía estaba al borde del colapso, el BCRA sin reservas, el país aislado del mundo”, sostuvo.

Los primeros cuatro meses de Gobierno de Mauricio Macri en Argentina han transcurri­do entre devaluacio­nes, fin a subsidios para ciertas tarifas, miles de despidos en el sector público, un esperado acuerdo con los holdouts que quedaron fuera de los canjes de deuda de 2005 y 2010, y una exitosa emisión de bonos para poder pagarles. Para quienes en principio dudaban sobre la capacidad del mandatario de hacer los cambios de manera rápida, este los ha sorprendid­o; sus políticas han tenido mucho más de shock que de gradualism­o. Los costos de estas políticas están a la vista: solo en marzo, la inflación subió casi 7% -de acuerdo con consultora­s privadas-, siendo la más alta desde 2002, y el principal responsabl­e es el aumento en los precios de bencinas, agua, gas y transporte público.

Sin duda, el costo de sanear la economía argentina es alto, pero el Presidente debe hacer los cambios necesarios cuanto antes, para dar un sustento más sólido a la economía trasandina en el futuro.

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