Primera Mirada Cercanía, diálogo y acuerdos
L—por
AS ÚLTIMAS cifras de actividad económica nos dejaron por ahora con una agradable sensación, porque mostraron un desempeño mejor a lo esperado. Pero junto con la importancia de volver a crecer a mayores niveles, esta puede ser una oportunidad que nos permita escapar de la discusión que nos tiene entrampados, sobre cuáles son las causas de la desaceleración. Al final del día, lo verdaderamente importante no es si estas son externas o internas, sino que lo fundamental es llevar a la realidad aquellas medidas que nos permitirán encauzarnos de nuevo y definitivamente en el camino del crecimiento. Tenemos que volver a ser los jaguares de América Latina y ser un país desarrollado. En la mayoría de los rankings de la OCDE solo superamos a México y Turquía. ¿Podemos aspirar a más? Estoy seguro que sí. No hay una sola receta para conseguirlo, y casi me atrevo a decir que cada país tiene la suya. Sin embargo, no cabe duda que hay ciertos denominadores comunes para salir adelante, como la necesidad imperiosa de tener muchísimo diálogo entre todas las partes. Además se requiere de cercanía, humildad y em- patía, virtudes indispensables para lograr acuerdos. Las retroexcavadoras dejan a su paso un montón de destrucción y heridas difíciles de curar. No se trata de hacer todo de nuevo, sino de cambiar lo que no funciona bien o mejorar lo que podría hacerse mejor. Es cierto que hay que hacer cambios en la educación superior, pero ¿dónde están las mayores deficiencias: en la universitaria o en la técnica profesional? Diría que en esta última las necesidades son muchísimo más perentorias y el impacto social enorme. Sin embargo, hasta ahora hemos visto muy poca acción común y, por el contrario, muchas disputas. ¿Qué tenemos que hacer para lograr avanzar? Tenemos que construir más espíritu de equipo entre los distintos actores sociales. Diferentes posturas no deberían conducir a desconfianzas. Me gustaría ver con mayor frecuencia sentados en una misma mesa a los sindicalistas, gremialistas y al Gobierno, no solo dialogando, sino también sonriendo, porque saben que están con compañeros que reman hacia el mismo lado, dispuestos a ceder, a comprender la opinión diferente y a construir juntos.