Construir y gobernar un Santiago competitivo
La ausencia de una autoridad metropolitana con facultades y poder político hace difícil la planificación de largo plazo.
servicios muestra señales prometedoras. Frente a la baja en el precio de las materias primas, esta nueva orientación económica de la capital la deja liderando el camino que el país como un todo debería seguir en cuanto a diversificar su oferta y aumentar su productividad.
Lo anterior es puesto en perspectiva en el reciente estudio titulado Global Santiago, elaborado por Brookings Institution y el Centro de Estudios Públicos. En este se compara el desempeño de Santiago en relación con otras ocho ciudades con las cuales Santiago comparte características. El estudio evalúa el desempeño de la Región Metropolitana en relación con tres motores de competitividad (comercio, talento e innovación) y también en relación con dos elementos facilitadores de esta (infraestructura y gobernanza).
Santiago se ubica en posiciones de avanzada en desempeño económico general y comercio, por sobre sus pares en Latinoamérica (Rio de Janeiro y Ciudad de México), a la par con Europa (Varsovia, Estambul y Ankara), pero bastante por debajo de las ciudades chinas que fueron consideradas (Nanjing y Hangzhou).
El informe también es positivo en materia de capital humano, en especial respecto de sus pares latinoamericanos, poniendo a Santiago en buena posición para perfilarse como un exportador de servicios, particu- larmente de servicios a negocios. Los desafíos más relevantes en este ámbito son aumentar la cobertura y la calidad de la educación superior, a lo que se suma la necesidad de saber acoger el esfuerzo y el talento que crecientemente llega desde el extranjero. enfrenta el transporte público son, al menos en parte, derivados de la fragmentación administrativa que exhibe la región y de la descoordinación de las autoridades sectoriales que intervienen en la ciudad.
La ausencia de una autoridad metropolitana con facultades y poder político hace muy difícil la planificación de largo plazo y la coherencia de las inversiones y regulaciones. Con todo, la decisión de que en el futuro el intendente sea elegido es un paso adelante, por tanto este cargo será ocupado por alguien que, si bien en un principio no tendrá suficientes facultades, al menos tendrá el peso político para obtenerlas y, junto con ello, el privilegio de tener un mínimo de cuatro años para trabajar. Esto último es condición necesaria para gobernar adecuadamente una ciudad.
Santiago cuenta con los elementos necesarios para lograr la transición hacia una economía que compite globalmente con base en conocimiento e innovación. Que dicha transición se logre depende de mejorar la gobernanza de la región y de lograr una mayor coordinación entre distintos niveles de gobierno, las universidades y el sector privado.