Goic: preocupación de los pobres no son las reformas, sino que cómo cubrir sus necesidades
El obispo de Rancagua señaló que en el debate para fijar el salario mínimo se ha puesto el crecimiento por sobre la vida digna de las personas.
En 2007 acuñó el concepto de sueldo ético de $ 250 mil, cuando el monto estaba en $144 mil. Ahora, nueve años después, dice que el sueldo ético debería estar en $400 mil. Para llegar a este cálculo monseñor Alejandro Goic no utilizó modelos económicos, sino que su experiencia diaria, la que fue compartida en un seminario organizado ayer por la Fundación Chile 21.
En el evento, Goic debatió junto a los economistas de Libertad y Desarrollo (LyD), Cecilia Cifuentes, y de Chile 21, Rafael Urriola. En el panel también estuvieron presentes los ex ministros Carlos Ominami y Francisco Vidal.
En su exposición, el obispo de Rancagua señaló que “más que un tema netamente económico, mi visión apunta a que el salario alcance a cubrir las necesidades básicas como alimentos, salud, vivienda, educación”. Sin embargo, añadió que en este debate ha estado pre- sente el crecimiento del PIB por sobre la vida digna de las personas más vulnerables, y la productividad sobre el trabajo decente. “La visión ética está lejos de esta discusión”, precisó.
Goic enfatizó que la principal preocupación que tienen los pensionados y sectores más vulnerables “no es la nueva Constitución ni las reformas, sino que la angustia que sienten porque no tienen los recursos para vivir dignamente, ni cubrir sus necesidades básicas. Esa es su verdadera preocupación”. Para Monseñor Goic “el salario mínimo ético debería reconocer la dignidad de las personas y no sólo el crecimiento”.
Posteriormente, Cifuentes señaló que el principal problema de la pobreza no es el salario mínimo, sino que la baja participación laboral de los segmentos más vulnerables. “Los bajos ingresos se explican principalmente por una reducida participación en el mercado formal de los grupos vulnerables”, dijo.
Además, la economista apuntó que “un aumento significativo del salario mínimo beneficiaría a un grupo muy minoritario de trabajadores, por lo que podría haber una pérdida de trabajo formal y mayores dificultades de acceso”.
Asimismo, Cifuentes añadió que “los efectos de la creciente automatización deben ser tomados en cuenta”. A su turno, Carlos Ominami señaló que en este debate se debe avanzar hacia un equilibrio entre un ingreso que permita mejorar el bienestar de los trabajadores, disminuir la desigualdad y la pobreza, pero conciliándolo con el desarrollo de la economía. En el panel de Chile 21, Francisco Vidal, Monseñor Goic, Cecilia Cifuentes y Carlos Ominami.