El poder en ascenso de China
A Chile se le ha ofrecido ingresar al Banco de Infraestructura de China. Está por verse ahora cuánto queremos avanzar en vínculos más profundos que solo las exportaciones.
PARECIERA UNA paradoja señalar a China como poder cuando algunos análisis económicos son pesimistas e identifican poder con crecimiento económico. Y dado que en China se ha ralentizado el crecimiento desde un promedio de 10% en décadas pasadas a 6,6%-7%, hay un clima de preocupación, en particular en América Latina y Chile, que dependen de un modelo exportador basado en commodities.
Hay que observar hacia dónde va China ahora que la dirigencia dio a conocer su XIII Plan Quinquenal 2016-2021. Como lo afirmó el primer ministro Le Keqiang en The Economist, su país no está en crisis, sino que es un economía en transición y este año es de reformas, apertura y cooperación internacional. Subrayó que ya no era sostenible la sobre dependencia en la inversión y las exportaciones. China está en transición hacia un modelo de crecimiento sostenible impulsado por la innovación y el consumo. El empleo, el nivel de ingresos y el medioambiente son las prioridades.
La iniciativa empresarial y la innovación son básicas para la reforma estructural; el otro énfasis está puesto en una mejor prestación de bienes y servicios públicos, lo que contribuye a una más fuerte demanda y una mejor calidad de vida. Se busca un equilibrio entre el Estado y el mercado, abriendo así potencial para el crecimiento y se cita como ejemplo el aumento en el sector servicios, que representa la mitad del PIB, aumen-
en ascenso
¿Qué ha pasado? China está en una etapa de transición desde un modelo manufacturero a otro que pone acento en servicios y consumo.
¿Cuál es la razón? Las autoridades chinas sostienen que había una dependencia económica excesiva de las exportaciones y la inversión.
¿Cómo reaccionar? Países como Chile deben interrogarse acerca de si apuestan a un nuevo esquema de asociación con China que supere su condición de naciones exportadoras.
China está decidida a conducir el proceso de cambios a nivel mundial, ofreciendo a través de las iniciativas “un cinturón, un camino” conectividad, industrialización, urbanización, asociatividad y capacitación industrial. Esta acción extiende sus lazos a África, Asia, Oceanía e incluso Europa.
El Plan Quinquenal se preocupa tanto de la gobernabilidad (combatir la corrupción), como de su internalización a nivel público y privado, y apunta a una China más asertiva, internacionalizando la educación, preocupándose de la seguridad alimentaria y avanzado en infraestructuras.
En este contexto es claro que Chile deberá avanzar en una estrategia más innovadora, ofreciendo servicios como los jurídicos, logísticos, en salud, mineros, asociar el vino chileno con que es el quinto más vendido a otras actividades, etcétera. La inversión china en Chile es difícil. Uno de los motivos es la distancia y la falta de conectividad directa. A Chile se le ha ofrecido ingresar al Banco de Infraestructura de China. Está por verse cuánto queremos avanzar en vínculos de mayor nivel, innovación y creatividad más allá de la exportación de cobre. La realidad demuestra que no podemos seguir siendo casi mono exportadores y que debemos trabajar en asociación con la Alianza del Pacífico, y porqué no con Focalae, una iniciativa que podría resurgir y de la cual Chile junto a Singapur fueron fundadores.