“Fue un error grave el haber cancelado las concesiones hospitalarias (...) Creo que fue sólo por una razón ideológica”
¿Qué le parece el ajuste fiscal que hizo Hacienda? Salud fue la única cartera que no se quiso tocar. Y en este cuadro, ¿cuál es el rol que debe jugar Cenabast?
UNA VISIÓN crítica tiene el nuevo director del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad de San Sebastián (IPSUSS), Manuel José Irarrázaval, respecto de la labor que han realizado para mejorar la eficiencia del sector tanto el actual Gobierno como los anteriores. Prueba de ello, indica, es el lento avance que habitualmente tiene la ejecución presupuestaria en Salud, la actual falta de hospitales y especialistas en el país, y las soluciones que han debido surgir de otras entidades públicas y no como una medida estructural de la cartera, como las farmacias populares.
¿Cuál es su diagnóstico sobre la ejecución presupuestaria de Salud en el primer trimestre?
—Estamos casi a mitad de año y se ha ejecutado un porcentaje muy bajo del presupuesto anual del sector (9,4%). La disculpa que se da es que el avance de lo ejecutado es mayor que en mismo período del año pasado (en gasto de capital es ahora un punto porcentual superior, llegando a 9,6%) lo que es una respuesta muy pobre, porque el año pasado se terminó ejecutando buena parte del presupuesto en diciembre y no hay que ser brujo para estimar que la probabilidad de que se cometan errores cuando se ejecuta más de la mitad del presupuesto en el último mes del año es alta. Creo que falta mucho profesionalismo para hacerlo de una manera más sistemática.
Aunque hay quienes argumentan que tradicionalmente la ejecución del sector salud es más intensiva en el segundo semestre.
—Pero, particularmente en estos dos últimos años, ha sido mucho más marcado que en períodos anteriores y creo que ahí juega también una especie de afán refundacional. Por ejemplo, el haber parado las concesiones que estaban completamente definidas y que sólo les faltaba la firma del contralor, ayudó a atrasar todo el proceso. Eso hace que tengas que partir de nuevo a diseñar el proyecto, a definir las características específicas, a renegociar los contratos y a echar a caminar toda una maquina- ria interna que ya es muy débil. La construcción de un hospital es una cuestión muy compleja, porque tiene especificaciones arquitectónicas y técnicas muy importantes que hay que cumplirlas al pie de la letra. Entonces, creo que fue un error grave el haber cancelado las concesiones hospitalarias. No entiendo una razón técnica que lo justifique. Creo que fue sólo una razón ideológica.
¿Hacia dónde deberían apuntar las soluciones?
—Hace poco estuve en un seminario en que se tocaron temas de políticas públicas de salud y el ambiente en general fue sumamente crítico. Lo que me quedó claro es que el tiempo de acción de las líneas de desarrollo de políticas públicas en salud es más largo que el tiempo de acción de los políticos. Ellos quieren algo que puedan en dos o tres años inaugurar y salir en la foto, por lo que tienden a desechar lo que venía caminando de antes, construirlo de nuevo, pero hacerlo a la carrera para inaugurarlo. Por el contrario, muchas de estas cosas requieren de una perspectiva inteligente, con horizonte de 10 ó 15 años. —Me parece súper razonable, pero echo de menos que no se haya asociado, o por lo menos no lo he visto en ninguna parte de manera explícita, a condiciones para una mejoría en la eficiencia en el uso de los recursos públicos. ¿A qué responde eso? A que por muchos años no ha habido una política consistente y bien pensada de cómo mejorar la eficiencia en el uso de los fondos.
¿En otro tema, qué le parece la fórmula de las farmacias populares?
—Lo importante es tener claro el principio fundamental, que es ofrecer a los chilenos medicamentos de calidad a un bajo precio. Y si eso se obtiene con las farmacias populares, benditas sean. Ahora, creo que en la práctica es una fantasía, porque las farmacias populares surgen porque los consultorios municipales no disponen de los medicamentos que tienen que dar a sus pacientes, por lo que ellos deben ir a comprarlos a las cadenas farmacéuticas. Las municipalidades tienen centros de salud del servicio público que deberían tener esos medicamentos y funcionarios especializados, pero con las farmacias populares el municipio termina duplicando esa infraestructura. Además, no incorporan en los precios al comprador los costos de estar duplicando sus esfuerzos. Y es que si se privilegian sólo los precios, se corre el riesgo de empezar a vender medicamentos malos y tener profesionales que no son competentes.
Pero muchos las ven como una solución a los altos precios de las cadenas de farmacias y que además quedó en evidencia con los casos de colusión.
—Me parece que conceptualmente es una idea interesante, pero sí le pondría reglas muy precisas en cuanto a evaluarlas de verdad en calidad y costos, porque si el sistema público es tan ineficiente que hay que duplicarlo con farmacias populares, bueno hagámoslo por mientras lo arreglamos. Lo que sí, le pondría la pistola al pecho al sistema público para que cumpla lo que se supone que por ley tiene que cumplir. —Creo que la existencia de Cenabast es muy buena. El Estado tiene que tener un poder comprador enorme, pero tiene que ser muy eficiente. Hemos tenido evidencia de su ineficiencia, cuando encontraban en sus bodegas toneladas de medicamentos vencidos, aunque eso ahora he oído que ha mejorado bastante. En Chile, el Estado es un proveedor de salud muy grande, entonces es muy razonable que tenga esa capacidad. Eso sí, Cenabast tiene que tener una orga-
ROL DE CENABAST “Su existencia es muy buena. El Estado tiene que tener un poder comprador enorme, pero tiene que ser muy eficiente”.
SALUD SIN AJUSTE FISCAL “(La medida) Me parece súper razonable, pero echo de menos que no se haya asociado a condiciones”.
FARMACIAS POPULARES “Surgen porque los consultorios municipales no disponen de los medicamentos que tienen que dar”.
nización interna muy profesional con una vigilancia sumamente cuidadosa de la parte financiera. Incluso, creo que el acceso a los precios que tiene Cenabast debiera ser mucho más generalizado, no exclusivamente para el sector público. No veo por qué no se le debería permitir a las farmacias municipales, e incluso a las cadenas de farmacias,, siempre que se vigile que no pongan precios escandalosos a sus clientes. Pues a lo que tenemos que apuntar es a un sistema en que haya accesibilidad a medicamentos confiables para todos, lo más baratos posible.