Alberto Montt: “La ilustración se ha vuelto una necesidad para la gente”
— Podría haber sido biólogo marino, abogado o arquitecto, pero fue la ilustración la que estuvo siempre presente desde pequeño. Aunque le gustaría estudiar alguna de esas carreras Alberto Montt cree que requiere de mucho tiempo, por eso prefiere complementar sus dibujos con proyectos como la fotografía, teatro o una película. Además de hacerse famoso con su libro “En dosis diarias”, sus creaciones se han plasmado en objetos tan curiosos como un congelador, refrigerador, zapatillas, tabla de skate, poleras y juegos de sábanas, proyectos que ha realizado junto a diferentes marcas. Actualmente está trabajando con el ilustrador argentino Liniers, editando un libro de dos personajes que son Laura y Dino (historias basadas en su hija). En unas semanas estará montada una exposi- ción junto a Francisco Olea en la galería Plop.
¿Cómo evalúas tu exitosa carrera como ilustrador?
—No hay un momento en que haya consolidado mi carrera, es más, tampoco siento está consolidada. Hay algunas cosas, pero todavía creo que es un camino. En ningún caso sentiría que lo hice, ya que es una lucha diaria.
¿En qué proyectos trabajas actualmente?
—Estamos junto al dibujante argentino Liniers haciendo un proyecto en tablas en Buenos Aires, una especie de stand up ilustrado. Siento que eso es muy diferente a lo que venía haciendo y me gusta mucho.
¿Cómo es tu trabajo diario en Chile?
—Es como todo el mundo, pero mi trabajo realmente me encanta, al punto que a veces pienso que estoy haciendo trampa. Porque no puede ser que haciendo dibujitos, sobreviva. Mi vida diaria es ejecutiva como la de cualquier chileno. Cuando los trámites pequeños se realizan, me siento frente al computador con una hojitas y comienzo a elaborar proyectos. Los fines de semana son muy pa- Rosen Sus dibujos se imprimieron en juegos de sábanas y cubrecamas. recidos a la semana ya que mi grupo de amigos tiene más o menos vidas similares. Por ejemplo, con Ciro Watanabe (chef de Osaka), tenemos una vida bastante parecida, él tiene mucho tiempo en el día libre. A veces yo voy a su restaurante a almorzar mientras él trabaja. De alguna u otra forma, la gente que me rodea tiene vidas compatibles con la mía.
¿Por qué crees que las marcas te buscan para realizar diferentes intervenciones?
—Yo creo que la ilustración se ha vuelto una necesidad en la gente. La ilustración para muchos era prácticamente invisible, de a poco empezaron a tomarla en cuenta y sentirla parte de su vida diaria. Todos estamos rodeados de ilustraciones. Sólo basta caminar por Providencia para darse cuenta. Creo que las marcas se acercaron a mí y yo a ellos porque no solamente ofrezco un tema visual, sino que además propongo contenido.
¿Cómo explicas eso?
—Generalmente, cuando hago un juego con una marca, tiene que ver con que tengo una idea que se adapta a lo que ellos quieren transmitir. Hay una ganancia para ambos. El hecho de usar elementos con los cuáles no trabaja un ilustrador, poder generar ideas y finalmente, plasmar algo tan extraño como un refrigerador, es un trabajo. Hay que usar conceptos como el frío, los olores, las potencialidades del producto y cómo hago una metáfora visual de eso. Lo que yo trato de hacer es contar historias y si puedo hacerlas detrás de un producto, es fantástico.
¿Cómo trabajas la inspiración?
—Es una mezcla de todo. A veces es música, una conversación con amigos, el tema de la inspiración es que la gente cree que es un proceso casi mágico. La verdad es que es un trabajo donde uno tiene que estar todo el tiempo dándole vuelta a un concepto y de repente, en un momento pequeño, hace ¡crack! y encuentras una salida. Puede ser visto como un momento de inspiración, pero es todo un proceso que se realiza, hasta conseguir romper el cascarón.
EN CHILE “Los libros no son un negocio en este país, la gente no está ni ahí con consumir cultura en general”.
¿Cómo ves la nueva generación de ilustradores?
NUEVOS TALENTOS “Se abrió un espacio donde el público de la ilustración tiene un mercado mucho más apetecible.”
—Hay muchísimos ilustradores nuevos que están tomando fuerza como Frannerd, Catalina Bu y Paloma Valdivia que son gente muy buena. Se abrió un espacio donde el público se acostumbró más a la ilustración, por lo tanto hay un mercado más apetecible para ellos y para nosotros. Siento que internet tiene mucho que ver con esto y al mismo tiempo hay un momento en que ilustradores chileno están siendo nombrados afuera.
¿Qué pasa con la edición de libros en Chile?
—El problema es que en este país los libros no son un negocio. La gente no consume libros y no están ni ahí por consumir cultura en general y dentro de ella, el libro es como el último escalón. Entonces está siendo más fácil, editarlos, publicarlos, pero sigue siendo imposible vivir de ellos.
¿Cómo nace la idea de hacer un libro con tu hija como protagonista?
—Hace poco me di cuenta que todas las cosas que me gustaban de nuestra relación se estaban perdiendo, por lo que quise empezar a documentar desde mi forma de ver las cosas y comencé con este proyecto de hacer dibujos sobre las conversaciones que tenemos, o sobre las cosas que me pregunta, lo que me gustaría decirle. El plan es que cuando tenga 15 años y no recuerde nada, pueda tenerlo como una bitácora de viaje conmigo. Dentro de poco completo las 120 viñetas y al libro.