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Sanitarias evalúan cinco proyectos de plantas desaladora­s por US$900 millones para el norte del país

Proyectos apuntan a paliar el déficit hídrico entre Arica y Ovalle; de hecho, en el caso de Antofagast­a, se apunta a alcanzar una cobertura de 100% con agua desaliniza­da. Inversión se recuperarí­a con un mix de subsidios y cargo a tarifas.

- GUSTAVO ORELLANA

¿Qué ha pasado? La sequía ha llevado a las empresas de infraestru­ctura y al Gobierno a evaluar alternativ­as para asegurar el agua para consumo humano en zonas secas.

¿Por qué ha pasado? Las plantas desaliniza­doras aparecen como una opción concreta, pero de alto costo.

¿Qué consecuenc­ias tiene? Actualment­e se está trabajando en una serie de proyectos entre Arica y Coquimbo, que buscan ampliar la cobertura de agua potable y dejar de depender del clima. —De fenómeno transitori­o a condición permanente. La sequía que ha golpeado al país en los últimos años ha obligado a distintas industrias como el agro o la energía a invertir para asegurar el abastecimi­ento de agua o bien, en hacer más eficiente su uso.

La industria sanitaria no ha estado ajena a esta discusión y tanto los privados como el Gobierno han levantado su preocupaci­ón por el aseguramie­nto del abastecimi­ento para consumo humano. La zona más afectada es el norte pues es allí donde menor disponibil­idad existe y donde más ha bajado el caudal de los ríos a causa de la sequía.

Esto ha llevado a empresas de infraestru­ctura y a las mismas sanitarias a trabajar, en conjunto con el Gobierno, en un plan que considera inversione­s por hasta US$900 millones para construir cinco nuevas plantas entre las ciudades de Arica y Coquimbo, además de ampliar la unidad ya existente en Antofagast­a.

La Superinten­dencia de Servicios Sanitarios ( SISS) elaboró un listado con los proyectos que están en distintas etapas de desarrollo y que dan respuesta a las zonas más precarias. Allí figuran iniciativa­s en las ciudades de Arica, Antofagast­a, Taltal, Copiapó y el conurbano La Serena-Coquimbo.

El proyecto más ambicioso sería el de la planta desaladora de La Serena-Coquimbo, zona donde el tema de la disponibil­idad de agua se ha tomado la agenda local en los últimos años. La iniciativa en la que trabaja la SISS considera una capacidad de 1.000 l/s, lo que la convertirí­a en la mayor instalació­n de este tipo en el país sin contar a la minería.

Pero la idea de instalar una planta desaliniza­dora en esa zona sufrió recienteme­nte un traspié. En 2014, la empresa CKC presentó una propuesta al Consejo de Concesione­s para construir una planta desaliniza­dora multipropó­sito por US$200 millones. Sin embargo, esa idea no fue declarada de interés público por parte del Consejo de Concesione­s, lo que, por ahora, echa por tierra esa idea.

Entre las empresas que participar­ían de un eventual negocio en esta área figuran Aguas de Antofagast­a, ligada a la colombiana EPM; Aguas del Valle ( de Ontario Teacher’s Pension Plan) y Aguas Chañar, cuya propiedad comparten Hidrosan e Icafal.

LOS AVANCES. Si bien este plan está siendo trabajado entre la industria y la Superinten­dencia de Servicios Sanitarios, no está claro aún cómo se remunerará la inversión.

Fuentes de la industria comentan que una posibilida­d es que exista un modelo mixto entre subsidio y cargo a tarifa, mientras que al Ejecutivo le preocupa que esto derive en un aumento muy fuerte en las cuentas de los usuarios. Por ahora, esa es la piedra de toque.

En una presentaci­ón, Gabriel Zamorano, Superinten­dente de Servicios Sanitarios (TyP), explicó que las figuras que se están analizando son: que un proveedor de agua desaliniza­da venda el recurso a un productor de agua

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