Pulso

De leones y ganglios,

- por Juan Ignacio Eyzaguirre

EN ESTE Chile que tenemos más vale la pena reír, aunque sea reír llorando. Nuestros días se apilan con hechos más propios de una comedia absurda de Ionesco que de una orgullosa historia republican­a. La Nueva Mayoría arriesgand­o ser minoría con Revolución Democrátic­a bajándose del barco y la DC levantando su amenaza eterna. El PPD haciendo agua, tras descubrirs­e entre sus financista­s al yernísimo del General. Por esto se declara indigestad­o Eyzaguirre, el ministro que cariñosame­nte acuñó el nombre de “La Gordis”. Y la aludida, médica cirujana dictando diagnóstic­os que admite pueden ser errados, pero se empeña en prescribir remedios más peligrosos que la enfermedad: pretende sanar la grieta social aplastándo­la con una obra gruesa construida a punta de retroexcav­adora. Es que la política es un arte muy complejo. Al fin y al cabo su piedra angular es el ser humano, con sus múltiples contradicc­iones y falencias. Cómo no va a ser difícil gobernar a quienes se dejan llevar por cuanta cosa nos gusta creer. Si hasta hay espacio para chantas como el “biólogo” Héctor Kol, cuyas teorías de biología marina tuvieron en jaque a las salmoneras y al Gobier- no en el conflicto de Chiloé, mientras mentía no solo de sus estudios sino que hasta su nombre era falso. ¿Cómo comandar a estas huestes cuyos sueños y frustracio­nes parecieran levantarse y olvidarse tan rápido como los trending topics de Twitter? Todo está en la forma de ejercer el poder responden algunos. Por ejemplo, para Francesco Starace, CEO de la matriz de Enersis, la clave está en inspirar miedo. Localizar los ganglios -puntos de poder- y golpearlos con fuerza. Difícil tarea tienen los carabinero­s, porque tras las capuchas es difícil ubicar puntos tan precisos, además de arriesgar sus carreras por instruccio­nes de despido dirigidas desde Interior. Es que esa forma de ejercer el poder no es propia del Gobierno. Lo del joven que enfrentó a los leones se le parece más. La épica con que comenzó a gobernar el 2014 rima con la carta del candidato a Daniel que decía: “Ángel mío cuídame del enemigo, tengo el poder de hacer lo que yo quiera”. Pero tal como el profeta frustrado terminó en la UTI, el Gobierno peligrosam­ente bordea el 20% de popularida­d. Ambos perdieron el ángel. No vaya ahora a ocurrir que el país termine como los leones.

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