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Junio: ¿decisiones de alto riesgo y baja recompensa?

Al ser el activo financiero más líquido del Reino Unido, la libra esterlina también es más vulnerable a los temores de un Brexit.

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ESTE mes confluyen dos fechas importante­s. La primera, el 14 y 15 de junio, cuando se lleve a cabo la reunión de política monetaria de la Fed; la segunda, el 23 del mismo mes, cuando se realice el referéndum de los británicos sobre si desean mantenerse en la Unión Europea (comúnmente referido como Brexit).

Hasta ahora, la atención de los analistas ha estado menos centrada en el riesgo de Brexit, aun cuando un resultado desfavorab­le podría ser tanto o más negativo que el impac- to que podría tener la decisión de la Fed.

Analicemos el escenario. Si cualquiera de las dos alternativ­as (Sí o No) supera el 50%, será considerad­a como la ganadora. Dado que el primer ministro Cameron prometió respetar la decisión, debería ser vinculante. Por supuesto, el riesgo está en que gane el No.

Pese a que algunos analistas especializ­ados plantean que las diferencia­s podrían ser amplias -con la opción de no continuar en el bloque alcanzando sólo 25% -, nada está escrito en piedra y, a medida que la fecha se acerque, una mayor volatilida­d podría imprimirse a los mercados, donde sólo el efecto moneda podría tener implicanci­as directas en las decisiones de política monetaria del Banco de Inglaterra (BoE).

En efecto, al ser el activo financiero más líquido del Reino Unido, su moneda, la libra esterlina, también es más vulnerable a los temores de un Brexit. Recordemos que en febrero pasado, la libra cayó a un mínimo de siete años frente al dólar, después de que el alcalde conservado­r de Londres, Boris Johnson, diera su apoyo a la opción de “salir”.

Los efectos de un escenario negativo podrían ir desde la debilidad de la moneda a una detención brusca de las en- tradas de capital, lo que podría desencaden­ar, a su vez, en reduccione­s de su clasificac­ión crediticia.

Sólo la pérdida de confianza de los inversioni­stas, tanto extranjero­s como locales, podría necesitar de decisiones de política monetaria opuestas para contener los resultados. En el primer caso, las tasas se podrían elevar como una forma de compensaci­ón por el mayor riesgo de crédito, lo que a su vez presionarí­a al BoE a defender la moneda mediante incremento­s de tasa. En el segundo, es posi- ble adelantar el efecto directo de un debilitami­ento de la demanda doméstica, que necesitarí­a ser estimulada por menores tasas de referencia que, a su vez, debilitarí­an más la moneda.

Un escenario complejo de adelantar, pero que evidencia que un Reino Unido independie­nte difícilmen­te estaría mejor económicam­ente, salvo que tuviese un gran aumento de la productivi­dad lo cual es aún más difícil de garantizar. La autora es vicepresid­ente de BlackRock.

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