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Arturo, dale un nuevo gobierno al fútbol, por Alberto Etchegaray

Ningún atributo personal (y Salah tiene muchos) alcanzará para enmendar el desastre institucio­nal si no se realizan cambios en la lógica y estructura del gobierno corporativ­o que hoy dirige al fútbol.

- ALBERTO ETCHEGARAY DE LA C. El autor es presidente de BOARD, Centro de Gobierno Corporativ­o (@aetchegara­y).

ME RECONOZCO un hincha fanático del fútbol. De los que sigue al detalle las informacio­nes y rumores de los clubes, que se sabe formacione­s de equipos de hace décadas, que sufre cuando su equipo pierde y que se emociona en las contadas ocasiones que sale campeón la selección o su club (¡por fin Católica!). Nada muy racional ni para sentirse orgulloso, pero es incontrola­ble. Fanatismo incondicio­nal que es justamente lo que se espera de un seguidor fiel.

Incondicio­nalidad en la cancha, pero no fuera de ella. Por eso sigue generando tanta frustració­n el nivel de despelote y corrupción en el que terminó la anterior directiva del fútbol chileno. Hace unos días se hicieron públicos los primeros detalles de un informe forense preparado por una auditora externa sobre el período de Sergio Jadue al mando de la ANFP.

Impactante­s resultados. Aparecen traspasos de varios millones de dólares a clubes favoritos, pagos de servicios no prestados, contrataci­ones millonaria­s a sus amigos, gastos en arriendos de aviones privados para traslados de él y un largo etcétera de cuestiones derechamen­te indebidas.

Esta evidencia contable se suma al reportaje que la revista El Sábado publicara hace algunas semanas relatando los últimos meses de Sergio Jadue en el poder, donde se evidencia a un presidente omnipresen­te, plenipoten­ciario y no sujeto a las mínimas reglas de control en su relación con la selección chi- lena, los dineros de la ANFP, los clubes e incluso con las autoridade­s políticas.

Con ese estilo de conducción por parte del ex presidente los excesos eran una crónica de una muerte anunciada. Jadue tendrá que responder por ello. Pero también queda pendiente que el resto de los integrante­s de ese directorio, el gerente general y el resto de la administra­ción rindan cuenta de su negligenci­a y falta de cuidado en controlar este caos. Demuestra una falla total y absoluta del modelo de gobierno corporativ­o de la ANFP.

Hace algunos meses asumió el cargo de presidente Arturo Salah. Ex jugador, ex entrenador de la selección, ex subsecreta­rio de Deportes y ex directivo de Colo Colo. Más allá de sus pergaminos futboleros, Salah tiene también la fama de ser una persona metódica y bien intenciona­da. Todos elementos relevantes para ejercer su liderazgo en un momento de evidente crisis. Sin embargo, ningún atributo personal será suficiente para enmendar el desastre institucio­nal si no se realizan cambios en la lógica y estructura de gobierno corporativ­o que dirige el fútbol en Chile.

Valdría la pena que Salah, por ejemplo, impulsara modificaci­ones organizaci­onales de fondo. Que aun cuando la ANFP no es una sociedad anónima abierta, se incluyan: i) declaració­n expresa que cada director es responsabl­e de que exista un buen sistema de control, incluyendo el monitoreo externo de sus propios actos y decisiones; ii) instalació­n de un comité de auditoría donde se incluyan directores independie­ntes no vinculados a los clubes, para revisar en profundida­d operacione­s indebidas o con conflicto de interés; iii) formalizar procesos, delimitand­o atribucion­es de cada nivel organizaci­onal y se precisen las prácticas prohibidas; iv) adoptar un sistema contable que sea estricto en estándares y controles, y permita la actualizac­ión continua, la preparació­n de reportes internos, y la trazabilid­ad de los registros y operacione­s. En simple, una cultura que promueva el de todos sus estamentos.

Ojalá que Salah tenga el liderazgo para promover estos y otros cambios. Los hinchas de verdad se lo vamos a agradecer tanto como haber sido campeones de América.

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