Pulso

Un paso en falso de Janet Yellen,

- por Juan Ignacio Eyzaguirre

YA HA PASADO casi una década desde que explotó la gran crisis. Cuando la burbuja inmobiliar­ia gatilló el colapso del sistema financiero estadounid­ense. El crédito se evaporó ante el desconocim­iento del verdadero valor de los activos (principalm­ente de las hipotecas y sus derivados) y la sanidad de los bancos e institucio­nes financiera­s. A diferencia de la crisis de los 30, la Fed reaccionó correctame­nte. Rebajó rauda la tasa de política monetaria. Luego, el Gobierno estadounid­ense pasó por el Congreso un agresivo paquete de estímulo fiscal que reducía impuestos y aumentaba el gasto. Pero a pesar de los esfuerzos, ninguna de estas medidas fue muy efectiva. La economía norteameri­cana estaba en shock, paralizada. Frente a tamaña recesión no convencion­al, la Fed supo hacerse de herramient­as no convencion­ales: prometió mantener las tasas de corto plazo cerca de cero por largos períodos mientras inyectaba grandes cantidades de dinero a la economía comprando instrument­os financiero­s con el anhelo de mantener baja la tasa de interés de largo plazo, lo que llamó quantita

tive easing. La alicaída economía norteameri­cana recibió bien esta medicina a la vena. Desde entonces el desempleo volvió a niveles de 5%-6% tras un peak de solo 10%, sustancial­mente menor al 25% de la crisis de los 30. Sin embargo, esta ha sido una estrategia peligrosa, advierte el profesor de Harvard Martin Feldstein. Si bien el QE ayudó a terminar la crisis, también ha arriesgado la estabilida­d del sistema financiero por su impacto en los precios de los activos financiero­s. Las bajísimas tasas actuales, sin precedente en la historia, podrían engendrar nuevas burbujas. Hay evidencias preocupant­es. Muchos inversioni­stas se comportan como si tales tasas habrían llegado para quedarse, casi para siempre. De hecho, el retorno de la bolsa estadounid­ense desde 2009 a la fecha ha promediado 16% anual, más que el 13% que tuvo entre 2003 y 2007, elevando los ratios de valorizaci­ón en más de 30% sobre su promedio histórico. La Fed sabe que un exceso de su medicina para la recesión podría engendrar otra crisis; sin embargo, quitar de sopetón el estímulo generaría una brusca corrección en el mercado financiero que a su vez podría traer serios problemas. He ahí la sutil línea por la que caminan Janet Yellen y sus colegas en la Fed. Esperemos logren llegar al otro lado y no tumben la economía con un paso en falso.

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