La salida de Burgos y el arribo de Fernández
Tras poco más de un año, el segundo ministro del Interior de la Presidenta Bachelet renuncia al no haber logrado interactuar con la mandataria. Su reemplazo es una figura de moderación.
LA PRESIDENTA Bachelet ha nombrado a su tercer ministro del Interior en poco más de dos años de Gobierno. La salida de Jorge Burgos concluye una gestión que se anticipó moderadora, pero que nunca logró cuajar en esa dirección, básicamente por las presiones enfrentadas que marcan al oficialismo. La incomunicación entre Burgos y Bachelet fue visiblemente al alza, lo que terminó haciendo insostenible la coexistencia. Desde luego no es comparable la dimisión de Burgos con la virtual destitución de Rodrigo Peñailillo hace trece meses, aunque ambas situaciones son reveladoras de una dificultad objetiva de la Presidenta en su relación con el jefe de gabinete. Una lectura de su mandato anterior es esclarecedora de este problema casi estructural. Para reemplazar a Burgos, Bachelet ha llamado a una histórica figura de la Concertación, el democratacristiano Mario Fernández, con quien la une un vínculo de proximidad y lealtad de prácticamente dos décadas. Este lazo permite explicar que enfrentada ya al horizonte electoral y a los primeros indicios de la etapa final de su administración, designe en Interior a alguien que parece encarnar una visión cultural distinta de la suya, pero a quien conoce bien y en quien confía. La cuestión es si le dará a Fernández las herramientas de conducción que este necesita para redireccionar la agenda del Ejecutivo, que es lo que se espera del nuevo jefe de gabinete por su perfil moderado.