Viva la integración,
G—por
EOGRÁFICAMENTE, nuestro país tiene características de isla, porque está separado del resto por una cordillera imponente, un desierto inhóspito y un mar inmenso. Sin embargo, nuestra capacidad de integración nos ha llevado a romper este aislamiento físico. En esta ocasión quisiera reflexionar sobre la integración energética regional. Hace unas semanas quedé impactado con una noticia que apareció en la prensa donde se mostraba el gran número de gasoductos y líneas eléctricas que vinculan a los países del Mercosur. Entonces me tomé el tiempo de ver cuál era el paralelo en Europa y, oh sorpresa, allá la integración es notablemente mayor. ¿Cómo es el vínculo energético de Chile con sus vecinos? Limitado. Hay solo tres gasoductos y una línea eléctrica de menor tamaño que nos unen con Argentina. Con Perú y Bolivia no hay nada. Pese a la historia -no libre de tropiezos- que hemos construido con estas naciones, qué beneficioso sería poder tener una relación más estrecha con vecinos que disponen de recursos energéticos casi inagotables, más aún si el costo de la energía es más conveniente. Los beneficios de la integración pueden ser insospechados. En primer lugar, reducimos la posibilidad de sufrir apagones por falta de lluvias o vientos. Segundo, podemos liberar recursos para otros rubros donde Chile es más eficiente, como la producción de vinos, salmón y frutas, a lo que se sumarán las nuevas iniciativas que pueden surgir del ingenio de nuestros emprendedores. Más aún, el intercambio podría tener aristas inesperadas. Hoy somos los que compramos, pero mañana puede ser al revés. Esto fue justamente lo que ocurrió con los gasoductos binacionales, que se construyeron pensando en comprar gas argentino, y actualmente somos nosotros los que proveemos este hidrocarburo a la matriz vecina. En resumen, con las redes energéticas sucede lo mismo que con las comunicacionales, cuanto más amplias y capilares sean, todo funciona mejor y aumenta la eficiencia. En materia energética, el aprovechar las oportunidades que nos ofrece esta coyuntura particular puede ayudar no solo a corto, sino que también a largo plazo, ya que se está asegurando tanto el acceso como el precio de un insumo fundamental para todo el engranaje productivo.