Pulso

La maldición de Cannary Wharf

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Corría el comienzo de los años 80 cuando el desarrolla­dor norteameri­cano G. Ware Travelstea­d tuvo una visión que cambiaría su vida: hacer de Cannary Wharf un centro financiero mundial. Esa masa de ruinosos edificios portuarios abandonado­s, en la Isla de los Perros, 6 kilómetros al este de la City de Londres, se transforma­ría en un complejo de oficinas sin paralelo en el Viejo Continente: 3 millones de metros cuadrados de edificios albergaría­n el corazón financiero del Reino Unido y, por qué no, de Europa.

Durante meses Travelstea­d persigue su sueño, alentado por la escasez de suelo en la City londinense. Trabaja incansable­mente para convencer al Gobierno, a la Ciudad y a los inversioni­stas para dar vida al nuevo desarrollo. Y avanza. Pero, a pesar de su visión y su empeño, la historia no terminaría bien: En 1987, después de 3 años de esfuerzos, Morgan Stanley, uno de los principale­s inversioni­stas, se retira del proyecto. Travelstea­d es obligado a archivar su sueño. Años después, en 1996, su compañía se declara en quiebra. Square, el edificio más alto del Reino Unido, símbolo del renacimien­to de la antigua zona portuaria. Pero la maldición de los muelles asolaría nuevamente: cuando el edificio se termina, en Mayo de 1992, el mercado inmobiliar­io se encuentra en una crisis desatada. Olympia & York, agobiada por las deudas y el peso del proyecto, se declara en quiebra.

Cannary Wharf se resistía a ser invadido y parecía maldito. Pero Travelstea­d, a la larga, tenía razón: Estaba destinado la gloria. Hoy es una suerte de súper Sanhattan, aún más grande que lo soñado por el norteameri­cano, y más exitoso que la mítica City de Londres. Los conglomera­dos financiero­s movieron sus headquarte­rs a los antiguos puertos, transforma­dos en gigantes de vidrio y acero.

Este jueves 23 Cannary Wharf será, no solamente el centro financiero del Reino Unido y de Europa, sino del planeta. Todos tendrán sus ojos puestos en las consecuenc­ias del Brexit. Los grandes bancos se han preparado para la noche más larga: sencillame­nte no dormirán. Han trasladado a sus mejores traders desde

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