Volteretas costosas,
PRIMER acto: agosto 2012, la candidata de la Nueva Mayoría Carolina Tohá critica al alcalde de Santiago Pablo Zalaquett por su manejo de las tomas de los colegios municipales: Segundo acto: mayo 2014, la alcaldesa Tohá afirma tajante:
“Vamos a respetar movilizaciones donde hay votaciones válidas y con quórum adecuado. En ese caso vamos a excluir el desalojo”.
Tercer acto: junio 2016, la alcaldesa Tohá cuestiona a Carabineros por la demora en el desalojo del INBA:
“No hay forma de tratar una toma que no sea por el desalojo”.
Si bien esta no será la primera ni la última voltereta política que observemos, ahí están los “matices” de Ignacio Walker frente a las reformas emblemáticas y sus posteriores votaciones o el de Camila Vallejo, en este caso particular las consecuencias están resultando sustantivamente más complejas. La agobiante violencia de los encapuchados, el creciente desprecio de los nuevos colectivos por valores fundamentales como el pluralismo y la tolerancia e, incluso, los incipientes rasgos antidemocráticos de la camada de líderes estudiantiles (“no los dejaremos gobernar”), dan cuenta del alarmante retroceso del espacio público. Ello se explica, en gran medida, por la interesada renuncia que hizo la Nueva Mayoría ante el movimiento estudiantil a partir de 2011. Buscando dañar al Gobierno del Presidente Piñera, y aprovechándose de la popularidad de la ola, se subieron a la micro sin calibrar consecuencias. Varios hitos los delatan: la negativa de Girardi a desalojar el Congreso cuando fue tomado por estudiantes; el plantón que le hicieron al primer mandatario tras un telefonazo de la Confech, cuando se buscaban salidas institucionales a la crisis; el tozudo rechazo a cada uno de los proyectos de orden público que se les presentaron. Si bien la política tiene en su naturaleza esa cosa acomodaticia, Maquiavelo aconsejaba derechamente la indiferencia moral, no puede significar en última instancia una capitulación ante la ola vociferante, por más ventajas que signifique. Pues cuando esta viene de vuelta, no hay forma de contenerla. Y eso es lo que le está pasando a la Nueva Mayoría. Se pegó una feroz voltereta que nos está saliendo muy cara.
“jamás haría campaña por Bachelet” @gblumel