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Bárbara Figueroa y su visión de Rodrigo Valdés: “No podríamos decir que en materia de negociacio­nes hayamos visto un ministro dialogante”

—La dirigenta sindical cuestiona la estrategia de Hacienda: “la desacelera­ción no se va a resolver por la vía de cuál es el aumento o no del salario mínimo”. —Busca un reajuste de hasta un 9% nominal y dice que “si no hay acuerdo, punto, el proyecto se ti

- Una entrevista de MIRIAM LEIVA P.

ENFÁTICA, sin dobleces y “no se pierde” como varias veces ella misma se describe. Bárbara Figueroa, se ha transforma­do en estos cuatro años de liderar la Central Unitaria de Trabajador­es (CUT) en un actor clave, respetado y, a veces, hasta temido por la franqueza y pasión que coloca en sus planteamie­ntos.

Y a quienes critican la escasa representa­ción que tiene la multisindi­cal para sentarse como contrapart­e en las negociacio­nes país responde: “Si uno mira la crisis de confianza que existe en las institucio­nes, uno puede ver que nosotros estamos, en cuanto a reconocimi­ento, muy por sobre la credibilid­ad de otros, como el empresaria­do o el mismo parlamento y los gobiernos”.

Estas semanas está enfrentand­o la discusión del salario mínimo y el anuncio del Gobierno de seguir adelante con el veto de la Reforma Laboral, temas que aborda en esta entrevista cuestionan­do al ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

¿Es pertinente una convocator­ia a conversar sobre salario mínimo cuatro días antes del envío del proyecto al Congreso?

—No por cierto. Si uno se hace cargo del fondo, efectivame­nte, estamos sobrecalie­nte para el envío del proyecto tratando de generar una discusión. Creo que efectivame­nte es una señal preocupant­e porque no podemos pretender que temas tan importante­s se puedan hacer con este nivel de displicenc­ia donde se convoca para la formalidad y decir ‘conversé’, pero donde pareciera que ya hay una defi- nición tomada. Uno se pregunta si hay una real disposició­n para negociar o no, porque si existiera voluntad uno hubiese esperado empezar al menos unas dos semanas antes a conversar, como tradiciona­lmente se hacía. En todo caso, esta cuestión no nos sorprende porque ya ocurrió en el marco de la negociació­n del reajuste del sec- tor público, hay una tónica en la manera de enfrentar el debate desde Hacienda.

¿Llama la atención esta tónica, sobre todo de un ministro cuya cualidad que más se resalta es lo dialogante?

—Nosotros no podríamos decir que en materia de negociacio­nes donde tiene una participac­ión más cla- ra Hacienda, hemos visto un ministro dialogante. Uno ve un ministro dispuesto y dialogante cuando se trata de generar señales hacia el empresaria­do, pero no así con los sindicatos: esa disposició­n se ve muy mermada y disminuida, se ve mucha displicenc­ia.

¿Cuál parámetro busca la CUT para fijar el salario mínimo?

—Bajo el punto que se afirmó en el protocolo de hace dos años, que era mirar la realidad económica e incorporar­le el costo de vida y cómo una familia con ingreso autónomo puede dejar de ser pobre. Este factor implicó un trabajo de año y medio de la Comisión Asesora Salarial que hizo un arco iris de propuestas. Una de ellas es una proyección a 10 años; hay otra a 8 años e incluso se analizaron otras, a menos tiempo.

¿Una solución a 10 años les satisface?

—Por supuesto esperaríam­os que fuera menos, probableme­nte a algunos les gustaría a más largo plazo. Aquí se debe cuadrar el cómo bajar lo que dice la comisión salarial y transforma­rla en un política concreta, y por otro lado hacerse cargo de que ya instalamos un precedente en la anterior negociació­n del salario mínimo respecto de un piso, que nos significó un reajuste de $40.000 en 18 meses con un nivel de 9% o poquito más anual.

¿Ese es el piso, entonces?

—No en el sentido de que necesariam­ente deba ser de ahí para arriba, no está escrito en piedra, sino que el criterio no puede ser que los trabajador­es pierdan su capacidad de consumo. Ya se construyó una fórmula que permitió dar ese salto y eso no debiera verse disminuido. Si uno lo pusiera en perspectiv­a, se puede transitar desde un nominal que vaya entre un 7% y algo y el 8% o 9%, tampoco hay un rango tan grande, pero no 5% porque hasta la proyección más moderada de la Comisión Salarial permitiría hablar de un 7%.

Cuesta creer que el ministro ofrezca más de 4% cuando la mayoría de los analistas considera que ese debe ser el límite.

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