“La banca está con la peor imagen de últimos 20 o 30 años”
— “La transparencia es peligrosa, porque pone en evidencia todo lo bueno y todo lo malo”, señala. —Con 30 años de experiencia en la banca, afirma que el país está al debe en materia de productividad e innovación.
HACE 30 años que participa en la industria bancaria. Antes, fue estando al frente de las filiales chilenas de bancos internacionales como Citibank o ABN Amro -a lo que se agregan las funciones en Francia, Bélgica e Inglaterra- y hoy desde el directorio de Banco BTG Pactual Chile. Como actual director ejecutivo de Strategy& (ex Booz & Company) señala que lo que le atrajo de la consulto fue la posibilidad de mantener una mirada global, en la que se apoya a la hora de analizar los fenómenos que se están dando en el país, así como para señalar que la banca local está en un proceso de transformación, pero aún incipiente.
¿Cuál es su ánimo sobre la trayectoria de la economía local a la luz de lo que está pasando?
—Lo que se nos olvida es que por las razones que sea, lo que se ha vivido en la historia económica del mundo son ciclos. Hay ciclos de desarrollo acelerado, otros largos de prosperidad, ciclos que son más complicados y hay ciclos de desaceleración, e incluso de crisis; ésta es una rueda que se repite en el mundo y también en Chile. Me llama la atención la sorpresa o el desánimo que produce una determinada desaceleración económica, que en algún minuto tiene que ver también con la economía internacional, con el precio del cobre, etc, etc. También hay factores internos, pero no hay que rasgar vestiduras.
Es decir, lo ve como un ciclo absolutamente normal…
—Un ciclo normal, pero los ciclos también tienen sus explicaciones, hay razones internas y razones externas. Las razones externas son de poco control (…) y el otro elemento son los factores internos. En el caso de Chile, el factor que está complicando bastante el tema tiene que ver con el poco consenso que provocan las reformas propuestas. .
¿Lo más delicado fue plantear una serie de reformas al mismo tiempo o fue el tipo de reformas?
—Este tema lo podemos dividir en dos, las reformas como concepto y después la ejecución de éstas. Una de las cosas que he aprendido es que hay dos etapas bien marcadas: una es la estrategia y otra es la ejecución y la pregunta es siempre si es mejor una nueva estrategia y una mala ejecución o una mala estrategia y una buena ejecución. Si miramos al país, la estrategia y la ejecución son muy importantes. Tú puedes tener una reforma, como la tributaria, que puede ser una buena idea desde el punto de vista país para allegar más recursos y poder financiar ciertas cosas, pero otra cosa cómo se implementa.
¿Y acá fallaron las dos cosas, la estrategia y la ejecución?
—Aparentemente hay temas o ruidos en ambas áreas.
Hace un tiempo se discutía qué es lo que pesaba más en el contexto económico, los factores internos o los externos. ¿Cómo lo ve usted?
—Ambos factores se combinan, es muy difícil cuantificar si es externo o interno. La discusión es un poco estéril, cuando los hechos están ya sobre la mesa. La discusión que me gustaría ver es cómo ayudamos, cómo salimos adelante y cómo efectivamente mejoramos aquellas cosas que tenemos subsanar para que el país esté mejor. Y un tema central en el cual el país está al debe tiene que ver con la productividad y con la innovación.
A lo largo de los años se ha trabajado varias agendas; el Gobierno hace poco anunció una serie de medidas. Sin embargo, algo pasa y algunas ideas quedan sólo en buenas intenciones.
—El tema de productividad es un tema permanente, que atraviesa gobiernos, ciclos económicos, etc, Es una línea que te atraviesa todos estos efectos y sobre la cual siempre tienes que hacer una ganancia; es lo que los gringos llaman permanent process
improvement, siempre puedes mejorar lo que ya está bueno. Strategy&, que es donde estoy ahora, me ha permitido observar muchas industrias y lo que se ve es que hay un enfoque en la eficiencia o en gastar menos, pero no en productividad, entendida como hacer más con lo mismo.
Cuando hablamos de productividad país, en la que necesariamente debe haber colaboración público-privada, ¿puede estar incidiendo la desconfianza que se ha adentrado en Chile?
—Pero ese es el escenario; si hay un buen negocio, yo lo voy a hacer igual…
Pero cuando hay desconfianza, por ejemplo hacia el sector privado, a lo mejor va a costar más que en el Congreso muchas de las medidas se aprueben. ¿Cómo se avanza en generar confianzas?
—Eso parte por tener un objetivo común; porque si no lo hay, con confianza o desconfianza no pasa nada. Es más importante tener un objetivo común y ahí iremos manejando las confianzas o las desconfianzas en el proceso de alcanzar ese objetivo.
¿Hay un objetivo común entre el sector público y el sector privado?
—De lo que yo observo, desde el sector público hay una mayor intención que al inicio del Gobierno de incorporar al sector privado y construir esta colaboración público privada. También observo que por supuesto el sector empresarial va a participar en lo que se crea que son buenos negocios. ¿Por qué no resulta? Porque estamos en un problema de ejecución. Hay ciertas barreras que no hemos podido cruzar. Tanto los empresarios como la gente de Gobierno pueden ayudar en que se avance en ello. Porque el tema de la desconfianza, de la falta de credibilidad, hoy atraviesa transversalmente todos los estamentos de la sociedad, en Chile y el mundo. Creo que las redes sociales y la intercomunicación que tienen las personas, nunca vista antes en la historia de la humanidad, hace que las cosas malas y las buenas se sepan en el minuto y eso va generando transparencia y la transparencia es peligrosa…
NUEVA FORMA DE HACER... “Todo debe pasar por el cedazo de la transparencia. Pero no estamos acostumbrados a eso”.
TRAYECTORIA DE LA ECONOMÍA “Me llama la atención el desánimo que produce una determinada desaceleración económica”.
…si no se sabe manejar…
—Sí, claramente la transparencia es peligrosa, porque pone en evidencia todo lo bueno y todo lo malo. Pero la transparencia pareciera que vino para quedarse, hoy está en todas partes, en las cuentas que están afuera, en las cuentas que están adentro, en lo que tú haces, en la forma en cómo desarrollas tu negocio, etc. Y eso es nuevo aquí y en el mundo.
¿A quiénes les ha costado más lidiar con la transparencia?
—Todo tiene que pasar por el cedazo de la transparencia. Pero no estamos acostumbrados a eso en Chile; claramente no estábamos acostumbrados a la transparencia. Las cosas se hacían, buenas o malas, buscando mecanismos para lograr objetivos sin tener en cuenta que esto iba a ser totalmente transparente y algo que antes parecía bien, común, normal, de pronto dejó de serlo. Y ese fenómeno lo observo en otras partes del mundo.
Esta transparencia que llegó para quedarse, ¿cómo está cambiando la lógica del sector privado?
—Pero no sólo por la transparencia, sino que también por el concepto de sustentabilidad. La transparencia y la sustentabilidad son dos elementos que hacen que haya que operar de manera distinta y el sector privado ha sido golpeado con todas estas noticias que son de público conocimiento en la prensa, lo mismo que el Gobierno. Por ello digo que el tema de desconfianza o falta de credibilidad es transversal; el país debe hacerse cargo.
Pero para el sector privado debería implicar un rearme, porque
—Creo que hay un proceso de transformación. Se están incorporando nuevas formas, lo que pasó últimamente con empresas emblemáticas en Chile, así como con grupos emblemáticos, partiendo con el caso de Penta y terminando con CMCP está llevando a que pasen dos cosas, que creo que están en un inicio de transformación: hay un cambio casi generacional en muchos grupos y lo otro es que se están incorporando técnicas y procedimientos y control de clase mundial. El compliance officer, que está para decir si está bien hecho más allá de la ley, por ejemplo, no existía. Hay grandes empresas que recién lo están incorporando. Lo que está correcto o incorrecto no está en la ley; no porque no esté en la ley está bien. En el tema medioambiental se pueden cumplir todas las normas para un proyecto, pero eso no significa que esté bien.
¿Durante muchos años se transitó al filo de la ley?
—No, porque ahora tienes que incorporar un elemento que es la opinión de la comunidad y eso no es nuevo de Chile, pasó en todos los países desarrollados. No basta con cumplir la ley, hay que hacer lo que es correcto desde el punto de vista de la comunidad. Si la ley me dice que puedo contaminar hasta un cierto rango, pero la comunidad piensa que esa contaminación es más de lo que pueden soportar, el proyecto no es bueno. Es otra forma de pensar. Y es por eso que desde hace 10 años he estado predicando en el desierto con el tema de sustantable finance, usar las finanzas sustentables, usar el capital para financiar e incorporar todas estas mediciones de riesgo medioambiental y de riesgos sociales, que van mucho más allá de lo que dice la ley.
GOBIERNO CORPORATIVO SBIF “Frente a una crisis se requiere una actuación rápida, un comité no es rápido”.