Pulso

América Latina: la democracia en peligro

Salvo excepcione­s, las institucio­nes en la región no ha sido de carácter impersonal, profesiona­l y probo, sino propiedad de caudillos.

- MAURICIO ROJAS

sea de derecha o de izquierda) a una lucha dentro de la democracia, entre dos concepcion­es radicalmen­te distintas de la misma. Una, de raigambre liberal, basada en la libertad individual y la limitación del poder, y otra, de corte personalis­ta y autoritari­o, basada en la subordinac­ión del individuo a un poder político que tiende a crecer ilimitadam­ente y que se encarna en la figura del caudillo gobernante.

Esta concepción autoritari­a de la democracia tiene una larga historia en América Latina. Su arquetipo no es otro que el régimen implantado en Argentina por Juan Perón el año 1946. Este discípulo de Mussolini se transformó, a su vez, en la gran fuente de inspiració­n de quien lo superaría con creces en el arte de desquiciar una sociedad valiéndose de sus victorias electorale­s: Hugo Chávez. Con él, y gracias a la inmensa riqueza petrolera de Venezuela, la concepción anti liberal de la democracia se transforma en un modelo que muchos otros tratarán de imitar en la región. Hoy, la idea de la democracia refundacio­nal y plebiscita­ria encuentra ecos incluso en países como Chile, que parecían inmunes a este tipo de ideas.

Al mismo tiempo, el golpismo tradiciona­l o cambio refundacio­nal mediante el uso de la fuerza ha sido reemplazad­o por una especie de “golpismo democrátic­o” consistent­e en la creación de nuevas constitu- ciones mediante asambleas constituye­ntes y plebiscito­s que permiten concentrar el poder y arrasar a las minorías. Ello tampoco es nuevo en América Latina, donde, desde inicios del siglo XIX, se han dictado más de 250 cartas constituci­onales, lo que contrasta con Estados Unidos y su única Constituci­ón, pero también con Europa Occidental, cuyo promedio es de poco más de tres constituci­ones por país desde 1789 en adelante, mientras que en América Latina se llega a unas trece cartas constituci­onales por país.

Los índices internacio­nales disponible­s muestran con contundenc­ia la deplorable situación de la región en términos institucio­nales. Como ejemplo baste citar el Informe Global de Competitiv­idad 2015-2016 del Foro Económico Mundial, que mide la calidad institucio­nal de 140 países. Pues bien, según esa fuente más de dos tercios de los países latinoamer­icanos se ubican entre los 40 países con peor calidad institucio­nal, e incluso cuatro se encuentran entre los diez países peor clasificad­os, incluyendo a Argentina, en el lugar 135, y Venezuela, que ocupa el último lugar. Solo Uruguay, Chile y Costa Rica se ubican en los 50 países que encabezan la lista, aunque ninguno de ellos supera el lugar 30.

En suma, salvo excepcione­s, las institucio­nes latinoamer­icanas no han sido de carácter impersonal, profesiona­l y probo, sino propiedad de caudillos y patrones que las han usado para su provecho y el de sus amigos y subordinad­os. Por ello es que nuestras democracia­s tienden, de manera natural, a acercarse a aquel tipo que Max Weber definió como Führerdemo­kratie o “democracia de caudillo”, especialme­nte bajo la forma de “democracia plebiscita­ria de caudillo”, donde un líder carismátic­o compra el favor y fervor popular distribuye­ndo pan y circo.

Si a este panorama le sumamos la tradiciona­l colusión entre poder político y económico, el creciente desprestig­io del conjunto de las élites dirigentes, la presencia devastador­a del narcotráfi­co, las dificultad­es económicas relacionad­as con la caída de los precios de muchas exportacio­nes y el incremento consecuent­e de la pobreza (que aumenta con 11 millones de personas entre 2013 y 2015, según el último informe de la Cepal), tenemos un conjunto de factores que hacen realmente preocupant­e el futuro de la democracia en nuestra región.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile