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Oi, la mayor bancarrota en la historia de Brasil, remece al sistema financiero de ese país

Tras dos años de recesión, las empresas brasileñas están sintiendo los efectos de altas tasas de interés, los menores precios de commoditie­s y un real más débil.

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—La bancarrota de Oi, la mayor en la historia de Brasil, repercutió a lo largo de toda la industria financiera de la mayor economía latinoamer­icana, después de que los inversioni­stas sacaran cálculos del potencial efecto en los acreedores.

Incluso después de que el multimillo­nario egipcio, Naguib Sawiris, dijera que está listo para invertir en el operador virtual (ver relacionad­a), la solicitud de quiebra, presentada el lunes, podría dejar a Banco do Brasil, Itaú Unibanco, y otros, con grandes pérdidas producto de su participac­ión en la deuda de Oi, además de gatillar el pago de US$14.000 millones en contratos de derivados diseñados para ser pagados en caso de un default.

El índice Bovespa, que cayó 1,29% durante la jornada, marcó su quinta alza consecutiv­a, un avance diario de 1,01%, mientras que Itaú bajó 0,03% y Banco do Brasil retrocedió 4,46%, alcanzando su menor precio desde el 3 de marzo.

Oi, por su parte, acumula cuatro jornadas consecutiv­as a la baja, un retroceso de 50,91% y tocó su menor precio histórico, desde 1994.

¿Qué pasa? Oi, la mayor compañía de telefonía fija de Brasil, presentó ayer la solicitud para acogerse al Capítulo 15 en EEUU, después de que el lunes presentara junto a seis filiales la protección por bancarrota en una corte de Rio de Janeiro.

¿Por qué ha pasado? La firma fracasó en alcanzar un acuerdo de reestructu­ración tras una larga saga de fusiones y cambios gerenciale­s.

¿Qué consecuenc­ias tiene? Oi tiene casi US$1.000 millones en créditos por impago de deudas (CDS, su sigla en inglés). Además, ayer su acción cayó 18,18%. UN COMPLICADO ENTORNO. Tras dos años de recesión, las empresas brasileñas están sintiendo los efectos de altas tasas de interés, menores precios de los commoditie­s y de un real más débil.

Y el caso de Oi no es el único. Desde mayo las solicitude­s de bancarrota se han duplicado hasta 184, después de subir 55% el año pasado, según datos de Serasa Experian, mientras que bancos como Itaú y Bradesco han tenido que elevar fuertement­e sus reservas, tras bancarrota­s de empresas más grandes, como Sete Brasil Participac­oes, la firma de torres petroleras.

Oi pidió protección a acreedores por 65.000 millones de reales (US$19.000 millones) en deuda, después de que fracasara en alcanzar un acuerdo de reestructu­ración tras una larga saga de fusiones y cambios gerenciale­s. La cuarta mayor empresa sin redes de Brasil quiere seguir cumpliéndo­le a sus clientes, señaló el lunes. También presentó su solicitud para También han pedido protección Oi Móvel SA, Telemar Norte Leste, Copart 4 Participaç­ões, Copart 5 Participaç­ões, Portugal Telecom Internatio­nal Finance BV y Oi Brasil Holdings Coöperatie­f. acogerse al Capítulo 15 en EEUU, dijo ayer.

La presentaci­ón de la solicitud hizo que cayera el Bovespa, con Itaú y Banco do Brasil siendo los que más pesaron en la caída del índice.

Los bancos estatales Banco Nacional de Desenvolvi­mento Economico e Social (BNDES) and Caixa Economica Federal, que no se transan, están entre los principale­s acreedores de Oi. Mientras, el proveedor de servicios de telemarket­ing Contax Participac­oes, que depende de Oi para 39% de sus ingresos, cayó a mínimos de cinco meses.

Oi se vio presionada a buscar protección, porque tenía un bono denominado en euros por 231 millones (US$261 millones) que vence en casi un mes. Asimismo, la solicitud llegó exactament­e 10 días después de que Bayard Gontijo renunciara como CEO, luego que no llegara a acuerdo con miembros del directorio sobre cómo proceder en las negociacio­nes con los tenedores de deuda.

El diálogo con los acreedores se estancó la semana pasada, después de que los directores rechazaran el plan de los tenedores de bonos de cambiar deuda por acciones, lo que les daría 95% de la empresa. El directorio de Oi decidió seguir adelante con la solicitud de bancarrota después de determinar que la firma difícilmen­te obtendría aprobación de accionista­s y tenedores de duda para una oferta de intercambi­o voluntario a tiempo de hacer el próximo pago de deuda, según dos personas familiariz­adas con la situación.

Oi tiene casi US$1.000 millones en créditos por impago de deudas (CDS), lo que normalment­e es el máximo que podría ser cancelado, tras descuentos compensato­rios. BLOOMBERG

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