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“Hablar de un salvavidas chino sería solo darle un poco de aire a las cuentas y liquidez de Venezuela”

—El analista soberano de Moody’s alude al informe de la agencia donde que dice que el país petrolero entraría en una crisis de liquidez entre 2016 y 2017 —Respecto a la posibilida­d de revertir la situación, Reusche cree que factor chino sería un comodín.

- Una entrevista de CATALINA GÖPEL Mañana es la convocator­ia que debatirá la aplicación de la Carta Democrátic­a para Venezuela. Mientras, la comisión de ese país tildó como improceden­te la solicitud de Luis Almagro. CATALINA GÖPEL

ES UNA posibilida­d catastrófi­ca”, dice el analista soberano de Venezuela para Moody’s, Jaime Reusche, ante un eventual cese de pagos de Venezuela y de su estatal petrolera, Petróleos de Venezuela (PDVSA), citando el último informe de la clasificad­ora. Además, asegura que el país enfrentarí­a un problema de liquidez para solventar sus deudas, mientras que PDVSA sería la primera en interrumpi­r sus obligacion­es, siendo incapaz de hacer frente a sus pagos, debido a los vencimient­os que tiene durante el año, arrastrand­o al país a una escena que no sería del todo irreversib­le.

Venezuela atraviesa estos días una de las peores crisis en materia política, social y económica, por lo que estaría muy poco preparada para sostener su situación financiera los próximos años. Así, una posible ayuda de China, un alza de precio del petróleo o una venta de bonos serían los únicos refuerzos para la poco prometedor­a economía.

¿Cómo se evalúa un posible cese de pagos por parte de Venezuela y su principal petrolera?

—Me parece que hay muchas presiones por el nivel de activos exter- nos que han caído. Por el lado de Venezuela las reservas están en niveles muy bajos, y por supuesto el flujo de divisas es negativo, debido a que hay una fecha de financiami­ento externo, en cuanto a la balanza de pagos del país. La situación es bastante complicada y viendo el calendario de amortizaci­ones pareciera que PDVSA tiene una alta probabilid­ad de incumplir de una manera u otra con sus pagos hacia la primera mitad del siguiente año.

¿Cuáles serían esas obligacion­es que complicarí­an PDVSA?

—En octubre se vence el bono 2016 de PDVSA, por US$1.000 millones más intereses, y luego en noviembre, hay otro vencimient­o de un tercio del bono 2017 por poco más de US$2.000 millones y a eso también se le añaden intereses. En esos dos meses estamos viendo que hay pagos por US$4.000 millones y luego la siguiente parte viene en abril de 2017, donde tienen vencimient­os por US$3.000 millones más intereses. No hay cómo, porque se presentan muchos retos, consideran­do que la recuperaci­ón del petróleo, no ha sido suficiente para hacer sostenible toda la balanza de pagos del país.

¿Qué resultados puede tener una llamada de auxilio a China?

— El factor chino es el comodín en esta ecuación porque no hay mucha claridad sobre lo que puede o quiere hacer China. Hablar sobre un salvavidas chino sería solo darle un poco de aire a las cuentas y liquidez de Venezuela. Si bien, este país tiene la capacidad de darle apoyo significat­ivo a PDVSA y a Venezuela hay que ver bajo qué costos quiere hacerlo. Lo importante es atraer nuevas divisas, entonces una renegociac­ión de alguna deuda, ya sea perdonar o condonar, no van en ese camino. Habría que ver si China le prestaría nuevamente dinero a Venezuela, y eso trae gran incertidum­bre porque no se sabe. — En una semana repleta de acontecimi­entos políticos para el país venezolano, fue la misma canciller de ese país, Delcy Rodríguez, quien so-

¿Qué otras salidas hay a esta situación de suspensión de pagos?

— Primero un alza de los precios del petróleo, que es lo que esperan las autoridad de Venezuela. Pero lo que se está haciendo en otros países que es vender activos externos, como Pemex o Petrobras que han empezado a vender algunas infraestru­cturas de petróleo o concesione­s, Venezuela lo podría hacer con CITGO en EEUU, eso básicament­e atraería activos el país.

¿En qué situación se encuentra hoy la principal petrolera estatal?

— El flujo de dólares hacia PDVSA licitó la cancelació­n del Consejo Extraordin­ario de la OEA, llamado el 31 de mayo pasado para debatir la aplicación de la Carta Democrátic­a, frente a lo que el Secretario General de la institució­n, Luis Almagro, consideró la única solución para la crisis constituci­onal de ese país.

Además ayer se celebró la sesión extraordin­aria llamada por el país petrolero, en la que el ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapate- sigue siendo positivo. Pero ese flujo de dólares no es solo para la estatal. Es para todo el país y toda su balanza de pagos. Entonces lo que sea que quede de ese flujo positivo, tiene que fluir hacia las reservas del Banco Central y con eso utilizarlo para hacer pago de importacio­nes y bienes básicos, situación que hoy se encuentra bastante comprimida en ese país. Esa interdepen­dencia hace difícil el análisis, por lo que uno podría decir que PDVSA estando tan atada a Venezuela no responderí­a a su capacidad de pagos. ro junto a otros tres ex mandatario­s, hicieron un llamado al diálogo en lo que fue su mediación entre la oposición y el gobierno de ese país.

Junto a esto, los opositores venezolano­s comenzaron ayer el proceso de validación de las 1,3 millones de firmas, avanzando en un tercio de las necesarias, que permitiría­n activar el revocatori­o contra de Nicolás Maduro. El proceso busca poner fin a su gobierno antes de enero de 2017, responsabi­lizándolo de la actual crisis que enfrenta el país. Mientras, un empeoramie­nto de la crisis social y humanitari­a, sostenida por la escasez de servicios básicos, como medicina y alimentos, hace ganar fuerza a esa opción. La oposición cree que de darse un revocatori­o, el gobierno podría priorizar el uso de dólares para la importació­n con el fin de impulsar su popularida­d antes de una eventual votación, lo que además afectaría en un posible cese de pagos a la deuda venezolana.

Ayer el subsecreta­rio estadounid­ense para asuntos públicos de la cancillerí­a, Thomas Shannon, llegó a Caracas para dar continuida­d a las conversaci­ones entre ambos países.

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