Pulso

Solidarida­d con Venezuela

Chile y Latinoamér­ica tienen una deuda con este país. Por años, Venezuela recibió a hombres de izquierdas y derechas que dejaban sus países por muy diversas razones.

- —por ÁLVARO IRIARTE—

LA DRAMÁTICA situación que vive Venezuela no debe dejar indiferent­e a nadie, sobre todo ahora que en países tan distintos y distantes como Chile o España, sectores políticos insisten en implementa­r el socialismo del siglo XXI.

Venezuela por décadas fue el país más estable institucio­nalmente de Sudamérica, mientras la mayoría del subcontine­nte se encontraba gobernado por regímenes autoritari­os o dictaduras. Gracias a sus recursos naturales, a su capital humano y al Estado de Derecho, era uno de los países más desarrolla­dos de Latinoamér­ica en la década de los 60. Existía una economía dinámica que permitió el progreso, pasando a ser una nación de ingresos medios, con acceso a salud y educación y con una gran difusión de la propiedad. Hoy son solo recuerdos de un tiempo mejor. En menos de 20 años, el socialismo del siglo XXI implementa­do por Hugo Chávez arrasó con el Estado de Derecho y con las bases de la economía. Si bien el deterioro del país ha sido sostenido, en 2016 se ha producido el colapso.

La inflación pronostica­da por el Fondo Monetario Internacio­nal es de 720%, el PIB disminuirá entre 8 y 10% y la deuda externa ha alcanzado los US$130.000 millones (equivalent­e a seis años de exportacio­nes de petróleo). Venezuela es el noveno país con la tasa de desempleo más alta del mundo, el salario mínimo equivale a menos de un dólar al día, el bolívar fuerte ha per- b ¿Qué ha pasado? La dramática crisis que enfrenta Venezuela no puede dejar indiferent­e al continente, sobre todo por lo que este país representó en las pasadas décadas.

¿Cuál es la situación? El socialismo del siglo XXI ha acarreado lo que siempre conlleva este sistema: más miseria, pobreza y violencia.

¿Cómo reaccionar? La OEA ha entregado una buena señal al abordar el caso de Venezuel a través del uso de la Carta Democrátic­a regional. ño: pobreza, miseria y violencia.

Chile y Latinoamér­ica tienen una deuda con el pueblo venezolano. Durante años Venezuela recibió a hombres de izquierdas y de derechas que salían de sus países por las más diversas razones. Por años Venezuela destinó fondos y recursos humanos a promover la democracia y el respeto al Estado de Derecho. Pero lamentable­mente Latinoamér­ica ha sido más bien indiferent­e ante la catástrofe política y social de Venezuela: mientras la izquierda deliberada­mente cierra los ojos por nostalgia de la revolución y compromiso ideológico, la derecha lo hace por su falta de interés en la región y un excesivo localismo.

Pero finalmente parece que los vientos cambian de dirección. La Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) invocó el artículo 20 de la Carta Democrátic­a Interameri­cana respecto de la situación de Venezuela, y su consejo permanente aprobó el 23 de junio estudiar el informe elaborado por el secretario general, Luis Almagro, para analizar el problema en Venezuela. Por primera vez en su historia, el chavismo pierde una votación en la OEA. Es de esperar que la opinión pública latinoamer­icana siga por este camino y contribuya a cambiar la situación en Venezuela. Es un deber moral y una deuda histórica.

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