“Completamente”,
H—por
ONORABLE Cámara de Diputados: Tengo el honor de someter a vuestra consideración, el siguiente proyecto de ley de Educación Superior, que viene a reformar completamente el régimen jurídico del sector”. Así comienza la propuesta enviada por el Gobierno a los parlamentarios para cumplir con la promesa de campaña sobre gratuidad universitaria. El proyecto es largo, complejo y hasta ahora, al menos, no deja a nadie contento. Sin embargo, más allá de lo que viene en las restantes páginas, creo que es interesante detenerse en las primeras palabras antes de empezar a entender el puzzle que se armó en los artículos que se discutirán en el Congreso. Reformar “completamente”. Quizá esa es la palabra entre comillas que explica que nada de lo que venga después en el proyecto cuaje. La matrícula del sistema de educación superior se duplicó en diez años (según cifras del Consejo Nacional de Educación). ¿Cómo pueden estar tan perdidos más 1.100.000 alumnos y sus familias para destinar su tiempo y ahorros a un sistema que según el Gobierno hay que empezar de cero? Y los millones de egresados hoy en el mercado laboral, ¿qué pasará con el orgullo de haber ido a una universidad cuando esta ahora hay que reformularla entera porque después de décadas de funcionamiento resulta que no era válida para el sistema? Los aires refundacionales son precisamente dañinos porque se olvidan de las personas que hay detrás de las instituciones. Si bien las políticas públicas por definición trabajan con números y no mirando cada ciudadano en particular, las que son exitosas tienen el mérito de respetar las individualidades de los beneficiados. En este caso, la pretenciosa declaración inicial del proyecto dice más que todo lo que viene después, un borrón y cuenta nueva armado para hacer encajar el concepto de “gratuidad universal” en millones de vidas a un costo aún desconocido. Las mismas declaraciones de la ministra de Educación reconociendo que no sabe cuánto costará la gratuidad demuestran que reformar “completamente” un sistema como el de educación superior, enraizado con tal profundidad en la sociedad, escapa a la capacidad técnica y que sería mejor hacer ajustes en aquellos puntos a perfeccionar, de manera consensuada y gradual.
@marilyluders