Primera Mirada Un relato atrapado
Y—por
O SOY cada día más partidario de las mujeres”, decía Salvador Allende respecto de la participación de estas en política y su hija Isabel se lo está pensando en grande. Hace rato. Si bien no podrá gozar de los beneficios ya desgastados de ser la primera mujer en ocupar el cargo más importante del país, goza de otras ventajas que hacen de su eventual candidatura algo interesantísimo, en especial para quienes nos interesa el rol de la mujer en una arena estereotípicamente difícil para ellas. En este escenario, la hija del ex Presidente se encuentra en una encrucijada digna de manual de marketing político. Su apellido, por un lado, la sitúa en el corazón mismo de la historia reciente de Chile y su biografía es de las pocas que podrían llegar a resultar tan o más interesante que la de la propia Bachelet. Visto así, no cuesta imaginarse un relato electoral que gire en torno a la idea de sanar definitivamente las heridas del país devolviéndole La Moneda a un Allende. El fin definitivo de la transición que se enmarcaría con la Presidenta Allende entrando por Morandé 80, por donde salió el cuerpo sin vida de su padre. Sin embargo, toda esta narrativa de la que pueden descolgarse un sinnúmero de elementos atrac- tivos en tiempos en los que las emociones gobiernan y la racionalidad escasea, comienza a tambalear cuando ese mismo apellido es de los que en nuestro país destila tradición política, algo de lo que precisamente cada vez más chilenos parecen querer distanciarse, más aun cuando la misma Allende es presidenta del partido que en estos días está en el centro del huracán de corruptelas y juego sucio. En ese sentido, el mejor favor que podría recibir la presidenciable es el paso al costado de Osvaldo Andrade y el ostracismo de su humor negro tolerable solo en época de vacas gordas. Isabel Allende, a quien no le quepa duda que como “marca-candidata” frente al mundo le viene bien también llamarse igual que la famosa escritora, cuenta con las cualidades idóneas para desgranar una narrativa electoral que encante a los chilenos. Su principal obstáculo es que está atrapada en medio de esa maquinaria que el mismo electorado quiere erradicar. La encuesta CEP está en plena cocción en las calles. Veremos qué nos dice esa suerte de oráculo. La tentación podría llegar a ser tan grande, que incluso tiente a la hija de Salvador a descolgarse de la tienda que la ha arropado desde los 17 años.
@albertopedro