El mea culpa oficialista por las proyecciones de la Reforma Educacional
No sólo la Reforma de Educación Superior costará más cara de lo previsto. La Ley de Inclusión y la carrera docente también. El ministro Valdés reconoció en el Congreso que las proyecciones del programa de Gobierno eran otras, generando distancia y autocrí
— No sólo la Reforma de Educación Superior costará más de lo previsto. También la Ley de Inclusión y la ca- rrera docente. El ministro Valdés reconoció en el Congreso que las previsiones del programa de Gobierno eran otras.
FUE la primera exposición del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ante la comisión de Educación sobre el proyecto de Reforma de Educación Superior la que sinceró el estado de las proyecciones y costos reales de la reforma educacional a la fecha.
“Ya hemos gastado bastante más de lo proyectado en las reformas educacionales”, sostuvo el jefe de las finanzas públicas ante la instancia compuesta por 13 diputados, de la Nueva Mayoría, Chile Vamos y Revolución Democrática.
Así, Valdés buscó bajar las expectativas de los diputados integrantes Camila Vallejo (Partido Comunista) y Giorgio Jackson (Revolución Democrática), quienes junto a otros parlamentarios del oficialismo e independientes cuestionaron la fórmula de la gratuidad universal que amarró su avance al incremento de los ingresos fiscales.
Y pese a que ambos criticaron la exposición, entre otros líderes de la Nueva Mayoría y el Gobierno se generaron autocríticas o justificaciones ante lo prometido en la campaña de la Presidenta Bachelet.
En aquella ocasión y en otras sucesivas el ministro ha explicado que en las leyes ya promulgadas de la reforma educacional, como la rebautizada Ley de Inclusión y la Carrera Docente, se asignaron gastos en régimen de 1,9 puntos del Producto Interno Bruto (PIB). Adicionalmente, la Reforma de Educación Superior significará otros 1,6 puntos del PIB.
¿El problema? La sumatoria llega al 3,48 del PIB y el gasto proyectado durante la campaña era de dos puntos del PIB, lo que justificó la Reforma Tributaria, que agregaría una
recaudación de tres puntos al PIB nacional.
Autocrítica y justificaciones En esa primera exposición de Valdés, el diputado RD y ex presidente FEUC, Giorgio Jackson recordó que en el programa de Gobierno oficialista se prometió avanzar “gradualmente en la gratuidad universal y efectiva de la educación superior, en un proceso que tomará seis años”, lo que fue rebatido duramente por el diputado DC, Mario Venegas.
Más tarde, el parlamentario falangista reconoció “con un poquito de vergüenza, que revisé el programa de Gobierno y dice que la gratuidad universal será en un horizonte de seis años”, lo que calificó como “un exceso de optimismo o un mal cálculo no más”.
Esta toma de conciencia ha recorrido distintos sectores del oficialimo, con mayor o menor grado de autocrítica.
La presidenta de la DC, Carolina Goic, sostuvo que “hubo un diseño inicial con proyectos que iban orientados a una determinada cantidad de beneficiarios, y en el trámite parlamentario se ha ido modificando, lo que tiene implicancias presupuestarias”.
Goic explicó que “son los mismos recursos que hemos readecuado en función de otros objetivos de focalización”. Sin embargo, destacó que “estamos comprometiendo recursos permanentes y esos tienen que estar garantizados”, tomando en cuenta la desaceleración económica y la baja del cobre.
Pero, a la par, en el oficialismo también se defienden con justificaciones sobre el crecimiento actual. “Nadie imaginó en ese periodo el punto de quiebre en el crecimiento de hoy”, sostuvo el diputado Lautaro Carmona (PC), y advirtió que “ni en el último discurso del ex ministro de Hacienda del Gobierno de Sebastián Piñera se avizoró un efecto tan directo de lo que es la demanda china sobre el cobre, que es lo que sostiene los niveles e ingresos”.
El parlamentario argumentó que “Chile al tener una economía dependiente, un resfrío en otras partes del mundo significa una gripe con temperatura alta de la economía local, y es la consecuencia que estamos pagando”, dijo.
Pese a esto, Carmona sostuvo que “si vamos a hacer un mea culpa referido a las posibilidades de cumplir con los compromisos con la población, eso es un poco darse a que no hay posibilidades de darle otra vuelta a la tuerca, y prefiero enfocar el debate en que todavía se pueden hacer opciones en política económica con medidas contracíclicas”.
Sumado a lo anterior, desde el PC también se aludió a los ajustes que realizó la negociación en el Senado de la Reforma Tributaria -la criticada “cocina”- durante el último periodo de su tramitación.