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Andrés GómezLobo: “La clave del transporte en Santiago es la flexibilid­ad”

- Una entrevista de DANIEL FAJARDO CABELLO

Una ciudad moderna se basa en cómo se mueven y transporta­n sus habitantes. Por eso, el Ministerio de Transporte­s y Telecomuni­caciones ha sido uno de los protagonis­tas durante los últimos meses en la opinión pública. Temas como el conflicto entre Uber y los taxistas, las medidas de descontami­nación y restricció­n vehicular, reclamos de los usuarios del Metro y desavenenc­ias con los operadores del Transantia­go han tenido bastante ocupado al ministro de Transporte­s y Telecomuni­caciones, Andrés Gómez-Lobo.

Es que la movilidad es clave en el funcionami­ento económico y el jefe de esta cartera lo tiene claro, tomando en cuenta que es ingeniero comercial y tiene un Master of Science en Economía de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente de la University College London. Posee una cercanía con el Metro, ya que fue su director entre 2008 y 2010. Por eso se le ha visto mucho en terreno, en medio de la construcci­ón de las nuevas líneas 3 y 6 del tren urbano, donde se están invirtiend­o US$3 mil millones. Además, la Presidenta Michelle Bachelet anunció dos extensione­s para ambos recorridos por US$1.200 millones más.

¿En qué estado está actualment­e el avance de las nuevas líneas del Metro?

— Tienen más de un 56% de avance. La línea 6 se inaugurarí­a a fines del próximo año y la Línea 3, sin la extensión anunciada recién, en el segundo semestre de 2018.

¿Se está evaluando más líneas?

— Sí, estamos realizando los estudios estratégic­os para definir una nueva línea, pero aún no hay una definición al respecto.

¿De qué forma el Metro potencia polos de desarrollo cercano a las estaciones?

— La evaluación de los proyectos de Metro se hace bajo dos considerac­iones. El ahorro de tiempo para las personas y el ahorro de costos para quienes, bajándose del Metro, usan menos sus vehículos. Además, hay que incluir la plusvalía en los proyectos del Metro. Un lugar vale más porque tiene acceso a un modo de transporte rápido. Y eso genera verdaderos polos alrededor de las estaciones.

¿La infraestru­ctura de estacio- namientos y otros elementos cercanos a las estaciones, ayudan a la descongest­ión de la ciudad?

— Metro ya tiene una intermodal­idad con las bicicletas, lo que es una forma bastante positiva de abordar este tema. En cuanto a la creación de estacionam­ientos, alguna vez se pensó uno en la estación Los Dominicos, pero los estudios que hicieron los privados no lo hacían rentable.

Pero eso fue hace cerca de ocho años…

— Puede que esto haya cambiado ahora, pero siempre es algo que hay que pensar al final de las líneas, para que así la gente pueda dejar sus autos y seguir en el Metro. No para las estaciones céntricas. Si bien no es algo que se esté consideran­do ahora, claramente quizá en ocho años ya haya cambiado la situación. A medida que las líneas del Metro entren más a la periferia, podría ser interesant­e considerar­lo.

Cuáles son los principale­s desafíos en cuanto a movilidad que tiene Santiago?

— El principal problema es la congestión. Vivimos en un país con una tasa creciente de motorizaci­ón que es natural para nuestro nivel de desarrollo, que aplica no sólo en Santiago sino en todo Chile.

¿Cómo enfrentarl­o?

— Hay dos formas. Una es la infraestru­ctura de transporte público como las dos nuevas líneas del Matero. Además, tenemos los proyectos Nos Express y Rancagua Express que son obras de cerca de US$ 600 millones, que también ayudan a mejorar la movilidad en la región. Además, en Infraestru­ctura está todo lo que se está haciendo para darle mayor cobertura al transporte mayor en superficie. Por ejemplo, los corredores exclusivos, las pistas sólo para los buses y las vías exclusivas. Hay que entender que el problema de Santiago es que hay una escasez vial para la cantidad de vehículos que tenemos.

Independie­nte de la infraestru­ctura, ¿qué hay en cuanto a gestión?

— Uno puede mejorar el transporte en tráfico mixto, reduciendo temporalme­nte el número de vehículos. Por eso es muy importante la propuesta de restricció­n vehicular con pase diario que actualment­e está en discusión en el Congreso. Hemos visto que en los episodios de restricció­n - producto de la contaminac­ión-, el desempeño del transporte público mejora considerab­lemente. De hecho, los reclamos de los usuarios del Transantia­go bajan mucho, porque aumentar la velocidad de los buses en un 10%, lo que equivale a tener 600 buses más en las calles.

ESTACIONAM­IENTOS “A medida que las líneas del Metro entren más a la periferia, podría ser interesant­e considerar­lo”

RESTRICCIÓ­N CON PASE DIARIO “Mantiene los beneficios de una restricció­n, pero lo complement­a con un pase para eximirse de ella”

CONGESTIÓN “Vivimos en un país con una tasa creciente de motorizaci­ón que es natural para nuestro nivel de desarrollo”

En ese escenario, ¿sería mejor una restricció­n permanente?

— Uno quisiera eso, pero sabemos que tiene consecuenc­ias negati- vas. Al menos eso es lo que ha sucedido en experienci­as que se han llevado a cabo en Bogotá, Ciudad de México y Atenas. Una forma de evitar esto entonces, es mantener los beneficios de una restricció­n, pero complement­arlos con un pase diario para eximirse de ella. Eso es útil para las personas y pymes que quieren seguir usando sus automóvile­s. Mucha gente, cuando tenga restricció­n, optará por no usar el auto. Pero en ocasiones, se puede com- prar el pase diario cuando sea necesario utilizar el vehículo. Por eso que la clave del transporte y movilidad en Santiago es la flexibilid­ad. El pase diario busca lograr los beneficios de la restricció­n, sin los efectos negativos de una permanente.

¿No sería mejor un cambio cultural o educaciona­l en vez de una restricció­n?

— Hoy es muy difícil bajar a la gente del auto con un cambio educaciona­l. Las personas toman un transporte público por dos razones: tiempo y dinero. Entonces, para eso, el transporte tiene que ser rápido, por eso el Metro tiene alta demanda, así como los buses, en los lugares donde funcionan rápido.

¿Existen campañas para promover la educación de la movilidad urbana?

— Hay un Proyecto de Ley de Convivenci­a de Modos de Transporte, que está en discusión en el Congreso. Lo que contempla es lograr compatibil­izar el uso de la bicicleta, con los peatones y autos, además de reducir la velocidad máxima en zonas urbanas a 50 Km/h. Además, hace un tiempo ya se incorporó la seguridad vial en el currículo de la enseñanza básica y secundaria. También acabamos de lanzar un fondo con la Segegob para institucio­nes y ONG que trabajan el tema de seguridad vial para presentar proyectos locales o regionales de educación o seguridad vial.

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