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El Fondo Monetario escribe sobre Chile,

El documento indica que el crecimient­o se ha desacelera­do no sólo en el corto plazo, sino también su proyección de mediano plazo.

- por Valentín Carril

EL FONDO Monetario Internacio­nal (FMI) realiza normalment­e una visita anual a cada país miembro y a continuaci­ón se producen básicament­e dos reportes. El primero de estos, fundamenta­do en el análisis de los economista­s del FMI y acordado con las autoridade­s chilenas pero aún no aprobado por el consejo del FMI, fue publicado el 2 de noviembre. Si bien no refleja una posición oficial del FMI, contiene comentario­s acerca de tópicos muy relevantes y se esperaría que el reporte final no difiera materialme­nte de este informe.

El documento comienza por indicar que en un escenario de menor crecimient­o mundial y cambios estructura­les relevantes, incluyendo el envejecimi­ento de nuestra población, el crecimient­o se ha desacelera­do no sólo en el corto plazo, sino que la capacidad de crecimient­o de mediano plazo ha bajado desde 4% hace algunos años a 3% actualment­e. Este último número está muy en línea con los cálculos del Banco Central de Chile, aunque parece optimista. Por ejemplo, el reporte señala correctame­nte que el bajo nivel de habilidade­s laborales, entre otros factores, limita el crecimient­o de la productivi­dad. Sin embargo, menciona también que esta debilidad está siendo superada gracias a la reforma a la educación, la cual incluso en el caso de ser efectiva en mejorar el capital humano, es muy poco probable que lo logre dentro del mediano plazo (tres años, digamos), por lo cual el mejoramien­to del crecimient­o en ese plazo tendría que provenir de otros factores.

El reporte también menciona que dadas las incertidum­bres legales, el efecto sobre el crecimient­o de la Reforma Laboral es incierto, y se puede concluir que ante la incertidum­bre lo más esperable es que el efecto al menos al corto plazo sea negativo.

Pese a ello, el reporte espera una moderada recuperaci­ón del crecimient­o, desde 1,7% este año a 2% el próximo y una mayor recuperaci­ón a 2,7% en 2018. Esta última cifra probableme­nte depende de manera relevante en el 3% de crecimient­o considerad­o potencial a mediano plazo, lo que como se mencionaba también parece optimista particular­mente en un mundo de bajo crecimient­o y con una demanda débil por cobre.

Los elementos anteriores permiten formarse una idea de lo que nos depara 2017, especialme­nte si se unen a la política fiscal relativame­nte neutral que el Gobierno ha propuesto y que el FMI apoya. Por un lado, no se aprecian vientos favorables de la situación de la economía mundial en nuestro país; de hecho, las probabilid­ades parecen estar fuertement­e ancladas en una mantención relativa de la situación actual, incluso con posibilida­des de empeorar especialme­nte si la demanda por cobre baja en China.

Por el flanco interno, el escenario favorable sería la reducción de la incertidum­bre por el lado de la Reforma Laboral, pero hay varios otros escenarios de tensión que podrían tener impactos negativos. Entre ellos se pueden considerar los diversos llamados a paros, los cuales independie­ntemente de sus motivos tienen el potencial de afectar negativame­nte al PIB.

POR EL LADO interno es también poco probable esperar una recuperaci­ón importante a corto plazo. Por un lado aunque las ventas del comercio han mostrado un alto crecimient­o, la persistenc­ia de un crecimient­o de los salarios cercano al 1% real y un aumento prácticame­nte nulo de los empleos asalariado­s hace pensar que la demanda local debería crecer a tasas menores, aunque posiblemen­te durante el verano se vea benefi- ciada por el turismo.

En cuanto a la inversión, salvo que se despejen las incertidum­bres y a pesar del leve aumento reciente mostrado por los indicadore­s de confianza empresaria­l, parece poco probable que se verifique una expansión fuerte. El gasto del gobierno estará creciendo a una tasa moderada, inferior al 3% real de acuerdo al Presupuest­o nacional, algo por lo demás muy relevante para preservar la estabilida­d macroeconó­mica y los excelentes indicadore­s de deuda fiscal que posee nuestro país. Como última fuente de demanda aparecen las exportacio­nes, las cuales consideran­do la alicaída situación de la economía mundial y la fortaleza actual del peso, deberían también crecer moderadame­nte incluso en un escenario positivo, si es que no estancarse.

Las reflexione­s anteriores llevan a concluir que salvo que se produzca un escenario anormalmen­te positivo externo o interno, el año próximo será muy similar al actual. Un crecimient­o cercano y posiblemen­te por debajo del 2%, variados problemas por diversas presiones sociales que no podrán ser atendidas dada la escasez relativa de recursos, mercado laboral complejo y en general alta incertidum­bre, exacerbada posiblemen­te por las elecciones presidenci­al y parlamenta­rias de fin de año.

La inflación es de pronóstico más incierto, ya que la baja reciente sólo se sostendrá en caso de que el peso se siga fortalecie­ndo, escenario improbable bajo el escenario base de aumento de tasas por parte de Estados Unidos y estabilida­d o incluso baja de estas en Chile, o por una baja en la hasta ahora rebelde inflación de no transables, principalm­ente servicios.

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