Remando en sentidos opuestos
EL PROPÓSITO de la Reforma Laboral fue fortalecer y empoderar a los sindicatos (cuando 80% de los trabajadores no está sindicalizado), por medio de normas que incluyen restricciones que limitan las funciones de los trabajadores dentro de una organización. Pero estos no son los temas relevantes en la esfera del mundo privado y laboral. Mientras que en el primero se habla de flexibilidad, productividad, mayor presencia femenina, atracción-retención de talento y nuevos liderazgos; en el segundo ámbito el diálogo está centrado en sindicalización, reemplazo en caso de huelga, etcétera. Todas, medidas tendientes a rigidizar el mercado y subir los costos de contratación, por nombrar algunos de sus efectos. Las empresas (independiente de su tamaño) enfrentan un punto de inflexión en muchos ámbitos: el cambio social ha generado nuevos consumidores, lo que obliga a las organizaciones a replantearse su relación con el entorno y su forma de hacer negocios. Si a ello sumamos el ingreso al mundo laboral de los millenials, el resultado es que tenemos un desafío aún mayor de hacer cambios sustanciales para adaptar el mercado laboral de acuerdo con las nuevas necesidades. Sin embargo, el Gobierno y el mundo político parecen estar alejados y/o desinteresados en generar un diálogo con el sector privado y con los propios trabajadores, elaborando leyes que sólo tienen relevancia para una minoría y afectando la contratación y creación de más y mejores puestos de trabajo. Lo mismo se aplica a la reforma educacional, donde el debate se centra en temas de forma de manera majadera, omitiendo un análisis de fondo acerca de si estamos efectivamente educando a niños y jóvenes para desenvolverse en el mundo que les tocará vivir. Nuevamente, conceptos tan relevantes en el mundo laboral como liderazgo, adaptabilidad, trabajo en equipo, brillan por su ausencia en un debate marcado por gratuidad, desmunicipalización, etcétera. Claro que las reformas pueden tener contenidos o intenciones en una buena dirección. Más allá de lo que abordan, lo que inquieta son los temas ausentes. Una brecha palpable entre la realidad y la política que no ayuda a superar el clima de desconfianza actual.