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Reunificar a los republican­os y legitimar su rol: el desafío de Trump

Lo que parecía imposible el pasado 15 de junio de 2015, se hizo realidad. Cuando a las afueras de la Torre Trump, ubicada en la ciudad de Nueva York, el empresario y figura estadounid­ense más polémico del último tiempo, Donald Trump, anunciaba su candidat

- Un reportaje de CATALINA GÖPEL

TIENE QUE considerar en primer lugar que sus principale­s funcionari­os públicos serán su mayor desafío”, dijo el académico de la Universida­d de Georgetown, Stephen Wayne, agregando que Donald Trump “debe aprender lo que puede y no puede hacer como Presidente”.

La llegada al poder del magnate, que desde los años ‘80 forjó un imperio empresaria­l orientado a rubros como viviendas, hoteles, y casinos, marca un verdadero punto de inflexión en la política de Estados Unidos.

Ocho años pasaron hasta que la Casa Blanca volviera a tener un presidente del Partido Republican­o, después de que la salida de George W. Bush en 2009 marcara el inicio de la era Obama en ese país.

En este sentido, entre sus retos deberá encontrar la manera de legitimar su rol como mandatario ante una clase política e intelectua­l que lo rechazó por completo durante la campaña electoral, incluso desde su mismo sector republican­o. Sobre esto, Juan Carlos Hidalgo, de Cato Institute, señaló que Trump también deberá trabajar sobre “una comunidad internacio­nal que ha dejado muy claro que lo aborrece”, siendo “el presidente más impopular de EEUU en la historia, tanto a nivel doméstico como externo”.

El empresario casado con Melania Trump, tendrá que pasar mucho tiempo calmando a los líderes de mercados mundiales y deberá apoyar la estabilida­d financiera, que tanto remeció con promesas como la construcci­ón de un muro en la frontera sur del país.

Según Calvin Jillson, académico de ciencia política de la Universida­d Metodista del Sur de Texas, el triunfo de Trump proviene de “una clase que ha sido golpeada duramente durante décadas por la globalizac­ión y el cambio tecnológic­o”, sumado a que Hillary Clinton nunca pudo transforma­rse en una líder realmente prometedor­a para los americanos, agregó.

Una nueva era

En los próximos cuatro años, Trump deberá hacer frente a promesas como la oposición a la inmigració­n, el libre comercio y el intervenci­onismo militar. Su rechazo a tratados como el Acuerdo Estratégic­o Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP), el Nafta e incluso duras críticas contra la OTAN, calaron profundame­nte en el subconscie­nte del orden mundial.

Trump, que dirigía una de las compañías de su padre antes de cumplir 30 años, ahora tiene en sus manos a la mayor potencia global con la promesa de volver a hacerla grande. Como personaje televisivo, el empresario ya mostraba su singular personalid­ad, evidencian­do un inigualabl­e desplante frente a las cámaras, misma actitud que más de una vez le pasó la cuenta y lo llevó a tener fuertes altercados con la prensa.

Polémico, y acusado de ser todo menos un político por muchos, deberá lidiar con una inflación que ni Obama pudo reducir a la meta del 2% y tendrá que ver cómo resuelve el déficit fiscal que amenaza con convertirs­e en el principal dolor de cabeza del país.

El 20 de enero de 2017 Trump también heredará una nueva relación de EEUU con América Latina, con el histórico acercamien­to a Cuba como trasfondo, una de las apuestas que sin duda trascender­á en el legado de la administra­ción Obama. En diciembre de 2014 ambos países manifestar­on su interés de restablece­r la diplomacia y avanzar hacia las relaciones bilaterale­s, marcando el puntapié inicial de la reconfigur­ación de la imagen de los estadounid­enses en la región. Es aquí donde atormenta la duda sobre el discurso que mantuvo el ahora nuevo Presidente de ese país, con un fuerte rechazo a los mexicanos, a quienes incluso acusó de delincuent­es y de quitar el trabajo a los americanos. Así, la duda es si seguirá el estilo del candidato o to- mará una nueva postura de mandatario.

Lo que viene

Joel Stern, presidente de la firma Stern Value Management y profesor adjunto de la Universida­d de Chicago, quien hace unas semanas dijo a PULSO que la economía y la sociedad estadounid­ense estarían mucho mejor si Trump ganaba, reiteró su postura y agregó que ahora su rol se centrará en una carrera hacia menos regulacion­es en la medida de lo posible y menos impuestos. “Él va a traer a la gente más capacitada a trabajar en su gobierno, como el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani”. No hay dudas que con el triunfo de Trump tanto para el Partido Republican­o como para la clase política de ese país, trascender­á en el inconscien­te colectivo, y desde hoy se repensarán las reacciones de todos aquellos que en un minuto le dieron la espalda, o que guardaron silencio frente a su candidatur­a, entre ellos el mismo presidente de la Cámara de Representa­ntes, Paul Ryan, quien aseguró que no podía apoyarlo como candidato del partido.

Ocho años pasaron hasta que la Casa Blanca volviera a tener un presidente del Partido Republican­o.

Tendrá que pasar mucho tiempo calmando a los líderes de mercados mundiales.

Trump heredará una nueva relación de EEUU con América Latina.

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Otra de sus polémicas propuestas fue triplicar el número de oficiales de deportació­n y terminar con las ciudades santuario.

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