Las lecciones tributarias aprendidas
Con independencia de quienes tomen la posta de emprender nuevas modificaciones en materia impositiva, deberán considerar que la tarea se verá aliviada si los análisis se hacen de forma técnica.
NO HAY plazo que no se cumpla ni impuesto que no se pague. A pocas semanas del fin de año, el plazo para la aplicación total de la Reforma Tributaria es una realidad a la vuelta de la esquina.
La era del FUT se acabó, a lo menos por ahora. Ya parados al final del período de transición que duró los últimos dos años, deberíamos poder reflexionar acerca de algunas de las enseñanzas que nos ha dejado esta experiencia.
Una de las situaciones más criticadas fue lo acelerado del proceso y el poco tiempo de reflexión con el que se impulsaron las iniciativas. No cabe duda que implementar modificaciones al sistema tributario no es ni será jamás una tarea fácil, menos cuando se trata de cambios estructurales. La labor es aún más ardua y difícil de sortear cuando se da en contextos de urgencia como el que nos tocó vivir y en un ambiente altamente politizado (más allá de lo natural de este tipo de procesos).
Uno de los resultados de esta premura fue la pretensión inicial de hacer coexistir dos sistemas confusos y poco prácticos. A partir de ello, de forma natural nació la necesidad de realizar una simplificación. Hoy con mayor o menor complejidad nos encontramos en la “práctica” con dos sistemas paralelos, donde ninguno de ellos se vislumbra como el régimen general único. tramitación y frente a “tamaña” Reforma Tributaria.
Como parte de la transición también quedarán experiencias positivas, como la repatriación de capitales. Allí, pese a los temores y desconfianzas iniciales, se demostró que cuando las instituciones actúan en forma seria, con prudencia y de cara a entender al contribuyente, es posible conseguir éxitos más allá de los proyectados.
En suma, finaliza la transición y viene el período de marcha blanca, pero todo este proceso debe hacernos aprender. En efecto, dentro de muy poco expresiones que ya empiezan a ser familiares, tales como RAI, RAP, REX y SAC, formarán parte del día a día de los contribuyentes. Sin embargo, más allá de las fórmulas y nuevos registros, el llamado es a no olvidar las lecciones aprendidas.
Con independencia de quien tome la posta de emprender nuevas modificaciones, deberá considerar que su cometido se verá alivianado en la medida que los análisis se den en un ambiente técnico lo más despolitizado posible (obviamente hasta donde se pueda), con el tiempo necesario para la debida reflexión, logrando los mayores consensos posibles, primando siempre la idea de avanzar en la construcción de un sistema tributario razonable y moderno.