Pulso

Donald Trump no podrá poner fin a los autos eléctricos

Se espera que la administra­ción entrante le quite presión a las automotric­es por duplicar la eficiencia de los combustibl­es de sus autos hacia 2025, un plan acordado por Obama. Pero esto no será una amenaza para otro tipo de vehículos.

- BLOOMBERG

—El 20 de enero, el Presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, será trasladado durante la jornada de cambio de mando sobre un vehículo gastador: la limusina presidenci­al, llamada “The beast”, que recorre menos de 4 millas por galón en promedio (1,7 kilómetros por litro).

Si bien esa es una señal, su enfoque hacia las energías fósiles significa que estaría abierto a dejar a los ciudadanos arreglárse­las con vehículos menos eficientes también. Se espera que su administra­ción le quite presión a los fabricante­s de automóvile­s para duplicar la eficiencia de los combustibl­es de sus vehículos hacia 2025, un plan acordado bajo la administra­ción de Barack Obama, en 2011. De hecho, el principal grupo de lobby de Estados Unidos, pidió a Trump echar marcha atrás en las metas.

Ajustar los estándares de ahorro de combustibl­e obliga a empresas como General Motors y Ford Motor a equilibrar más sus flotas –ellos venden vehículos más pequeños y autos eléctricos para compensar a las camionetas de alto gasto de combustibl­e. Por lo tanto, aliviar los objetivos significar­ía vender más SUV.

Pero este no sería el final para los autos eléctricos. De cierta forma, vender más SUV ayudaría.

Los fabricante­s prefieren vender vehículos más grandes. Las camionetas y SUV tienen márgenes mayores que los autos más pequeños, especialme­nte en la medida en que los clientes están más dispuestos a optar por versiones optimizada­s para un mayor rendimient­o. Y eso significa más ganancias.

El valor promedio de los SUV es mucho mayor que el de los autos y también son más rentables.

Gracias a la gasolina más barata, los estadounid­enses han logrado comprar más camionetas como porcentaje del total de vehículos que nunca antes. La principal razón para que esto ocurra es bastante simple: la gasolina Un 63% de las ventas de autos el mes pasado fueron camionetas, la mayor tasa en la historia. barata. La eficiencia tiende a seguir a los precios de la bencina, aunque con un rezago e históricam­ente requiriend­o empujones regulatori­os para hacer avances significat­ivos. El rendimient­o en kilómetros por litro, bastante estancado durante gran parte del siglo pasado, se disparó luego del shock del petróleo en los años ‘70 y la entrada en vigencia de los primeros estándares federales de ahorro de combustibl­e. Más recienteme­nte, el ahorro de combustibl­e en los nuevos vehículos volvió a crecer a medida que subieron los precios de la gasolina, pero el colapso de los precios del petróleo les ha quitado impulso.

Las automotric­es –principalm­ente Tesla Motors, pero también otros como GM y BMW– ya han invertido toneladas de dinero y reputación, en sus autos eléctricos. Chevy Bolt de GM ni siquiera ha llegado a las salas de venta y ya está ganando premios.

Incluso si las regulacion­es federales se alivian, el país representa sólo un quinto de las ventas de vehículos en todo el mundo. Y en otras regiones hay razones para exigir autos más eficientes, razones que van desde ciudades altamente contaminad­as a seguridad nacional (evitar la alta dependenci­a sobre el petróleo).

En suma, si bien el impulso de Estados Unidos hacia la economía de combustibl­e podría desacelera­rse durante la administra­ción Trump, cualquier fabricante que se precie de actor global no será capaz de simplement­e frenar el trabajo sobre los autos de nueva generación. El impulso adicional: vender más SUV y camionetas podría generar más dólares de I+D, incluso si en un comienzo, entrega más beneficios al exterior en vez de a Estados Unidos.

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