El despertar de las tasas largas
Las próximas reuniones de política monetaria en diciembre tendrán una connotación especial.
LOS rendimientos soberanos de economías desarrolladas han mostrado un súbito incremento en noviembre, luego de un largo período de muy bajas tasas. Este remezón en la renta fija provino de una fuente inesperada: la elección de Trump en EEUU y el cambio en las perspectivas económicas que conlleva. El alza en la tasa a 10 años en dólares ha mostrado un incremento solo comparable en magnitud y rapidez al taper tantrum, es decir, a las señales de la Fed res- pecto al retiro de su estímulo monetario, a mediados de 2013.
Los desarrollos políticos y económicos en EEUU han levantado la parte larga de su curva de rendimientos, ante un posible mayor gasto y endeudamiento fiscal. Por arbitraje, ello se ha replicado en los rendimientos soberanos alrededor del mundo, entre ellos, en Chile. Hace un tiempo atrás, ya habíamos advertido un desacople con la correlación histórica entre las tasas locales respecto a las de mercados desarrollados. Una explicación radicaba en factores idiosincráticos, en particular, al importante ingreso de flujos de inversionistas locales y extranjeros a los mercados de bonos soberanos domésticos. Se esperaba, por lo tanto, algún espacio de reversión de estos movimientos hacia las correlaciones históricas. Este ajuste se dio de manera abrupta. En pocos días, la correlación entre las tasas de Chile y EEUU se han alineado rápidamente con lo histórico.
En consecuencia, las tasas base locales han mostrado ajustes no observados desde 2008, replicando, quizás, la incertidumbre sobre las perspectivas económicas globales. Los últimos años han estado marcados por un importante estímulo monetario alrededor del mundo, situación que podría comenzar a revertirse. La Fed podría alterar su proyección de extrema gradualidad en la normalización monetaria; Europa moderaría, al menos, su programa de compra de activos; Japón, en tanto, ya hizo público su objetivo de levantar su curva de rendimientos de largo pla- zo. En este ambiente enrarecido, los mensajes de los bancos centrales son necesarios para re-encauzar al mercado y a las expectativas de los agentes. Así, las próximas reuniones de política monetaria en diciembre tendrán una connotación especial, ante el posible fin del sesgo expansivo sin precedentes que ha dominado al mundo desarrollado tras la crisis subprime.
El autor es economista en BCI.