Internacionalizar la marca Cocina Chilena
La emigración de talento requerirá del apoyo de redes comerciales para identificar oportunidades, buscar inversionistas y tener una activa promoción y relacionamiento con la crítica y los medios.
junto de elementos distintivos que identifican un producto o servicio y lo distinguen de la competencia, como también una promesa, una relación y una experiencia. En definitiva, un conjunto de asociaciones y percepciones que vienen a la mente y que generan preferencia. Una marca se sostiene en un producto o servicio, pero va mucho más allá del mismo. La respuesta entonces es que esas cocinas sí son una marca.
Chile tiene muchos productos de gran calidad, pero ninguno brilla por sí solo. El salmón, las cerezas, las uvas, los arándanos y las paltas son recursos exportables, pero no son propios ni distintivos. Quizás el producto más reconocible en el mundo sean nuestros vinos, por lo que una marca de cocina chilena que crezca sobre la base del producto debería girar en torno al vino y a una experiencia de maridaje. Bocanariz sería un excelente ejemplo de una franquicia internacional, pero el gran beneficiado sería el vino más que la cocina.
Pareciera que la estrategia es la clave y siguiendo el ejemplo peruano es mejor concentrarse en el cómo, más que en el qué. La manera en que los chilenos, representados por el talento emergente de sus jóvenes chefs, han dado un toque distintivo a sus ricos ingredientes podría ser la clave de su identidad de marca. El primer paso es lograrlo en casa: la oferta de talento y la propuesta gastronómica permiten promocionar la cocina chilena como atractivo turístico, fomentándola, por ejemplo, junto a las Torres del Paine y el Desierto de Atacama. Pero no basta eso para una ofensiva internacional. Se requiere un paso más: que los chefs chilenos se atrevan a instalarse afuera, que nuevos restaurantes chilenos emerjan en Nueva York y Shanghai. Que el Boragó, el 99, el Ambrosía y sus chefs -por nombrar algunos reconocidos- se instalen en Chicago, Amsterdam o Sydney, tal como Gastón Acurio -con sus 30 restaurantes en 11 países- ha sido el más importante promotor de la cocina peruana.
La emigración de talento requerirá del apoyo de redes comerciales para identificar oportunidades, buscar inversionistas y una activa promoción y relacionamiento con la crítica gastronómica y los medios. Dejarles ese esfuerzo sólo a los nuevos parece inviable, por mucho que nos creamos el cuento. ℗