Charly Alberti: “Latinoamérica puede liderar este siglo, que es el de la sustentabilidad”
ENTREVISTA CON DIRECTOR GENERAL FUNDACIÓN R21:
LUEGO de haber sido parte de una de las bandas de rock más emblemáticas de habla hispana, Charly Alberti comenzó a dedicar gran parte de su actividad a la tecnología e internet, en plena época de las puntocom. Pero hace unos diez años miró a la sustentabilidad como una nueva bandera de lucha para América Latina.
En 2009, el ex vicepresidente de EEUU, Al Gore, viendo su interés le pidió una reunión. El ex baterista de Soda Stereo no lo pensó dos veces y tomó un avión a Nashville para conocer de cerca el discurso y la técnica de las charlas del protagonista del documental “Una verdad incómoda”. Un año después, el argentino creó la Fundación Revolución 21 Latinoamérica Sustentable (R21), que promueve el desarrollo sostenible de nuestra región, en base a charlas motivacionales dictadas por el propio Alberti.
Si bien ya ha realizado varias presentaciones de este tipo en Chile, en la de hoy no estará solo. A partir de las 8:30 compartirá escenario en CasaPiedra con Paul Polman, CEO global de Unilever; Rick Ridgeway, VP de Iniciativas Medioambientales de Patagonia; y el nuevo Ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena. Su público no serán sólo fanáticos de “En la Ciudad de la Furia” o “Nada Personal”, sino más de 300 invitados, entre gerentes generales y gerentes de sustentabilidad de empresas públicas y privadas, ONGs y profesionales del área, en el “Seminario Negocios Sustentables. Movilizando la acción colectiva”.
Según Alberti, el encuentro con Al Gore fue decisivo. “Yo ya tenía algunos conocimientos sobre el tema, como por ejemplo, del cuidado de los parques nacionales y el cambio climático, pero a veces necesitas a alguien que te cuente toda la película junta. Mucha gente sabe que hay un problema con las emisiones de carbono o los glaciares, pero le cuesta conectar que todo está sucediendo al mismo tiempo. Y cuando lo entienden, comienzan a tomar decisiones”, dice el músico.
—Exacto, cuando vi la conferencia de Gore de punta a punta, entendí realmente la complejidad del tema. Por eso comprendo cuando la gente no reacciona, porque es difícil entender el momento en que estamos. Al principio comencé a trabajar con Al Gore y su fundación, pero rápidamente me di cuenta que Latinoamérica necesitaba otro mensaje. Vi los proyectos que se estaban haciendo en Latinoamérica y, la verdad, es que me aburrieron todos y sentí que también le aburrían a la gente. Muchas veces las comunicaciones de las fundaciones no llegan al corazón de las personas, ni las entienden y si lo logran, le hablan a la gente que es más propicia a recibir los mensajes ambientalistas. Pero el desafío es llegar a quienes no sepan necesariamente sobre el tema, que generalmente es el 99% de la población.
—Entendí que el mensaje tenía que ser a través de una conferencia, porque en ellas entra un elemento clave que es el factor emocional, el cual creo entenderlo un poco más por mi cercanía con el entretenimiento... porque tuve una banda (ríe). Cuando te subes al escenario hay una conexión muy fuerte con quienes te escuchan. La conciencia por la sustentabilidad va por el mismo lado. También se hace en un escenario. Por eso son conferencias cargadas de información, pero sencillas.
¿Eso lo fuiste aprendiendo con el tiempo?
—Sí. La primera conferencia que armé estaba llena de cifras y números y la gente se puso a bostezar. Ahí cambié radicalmente y focalicé toda mi fuerza en lograr algo más simple, porque nadie quiere un profesor arriba. Hay muchas cuestiones psicológicas y sociales que influyen o no en la posibilidad de concientizar a alguien y yo trato de ponerlas en práctica. Las conferencias tienen que ser emocionantes. Incluso hice una vez una con 16 mil personas, donde la gente terminó gritando ¡Si se puede! Y te juro que fue más emocionante que un recital, porque se referían a algo que tenía que ver con el futuro de todos, no solo por entretención.
¿Cuáles son los principales problemas de sustentabilidad en los que América Latina debería enfocarse?
—Yo creo que hay un problema común. El impacto que todos generamos es similar. Pero en Latinoamérica tenemos un problema grave con las mineras y la utilización de los glaciares para producir metales que, ya hay que poner en duda si son tan útiles para la humanidad, cuando sabemos que uno de los materiales más preciados hoy es el grafeno, que se puede extraer incluso de la atmósfera. Yo soy un latinoamericanista, creo que América Latina puede liderar este siglo, que es el de la sustentabilidad.
“Mucha gente sabe que hay un problema con las emisiones e carbono o los glaciares, pero le cuesta conectarlos”
“La sustentabilidad es un muy buen negocio y no está mal ganar dinero a través de ella”
“Cuando viví en EEUU entendí que los líderes ambientales iban a ser los latinos, por una cuestión de sensibilidad”
¿Más que en otras regiones?
—Cuando viví en EEUU entendí que los líderes ambientales iban a ser los latinos, por una cuestión de sensibilidad, de pensar en familia. Y si tú piensas en familia, piensas en futuro. La comunidad estadounidense no es así, es más inmediatista e individualista, por eso que el latino es el líder ambiental en Estados Unidos. Además, tenemos la ventaja de no haber seguido un modelo de crecimiento fallido que nos fue impuesto. Cuando chicos no decían que había países desarrollados y subdesarrollados (o en vías de desarrollo), en este último grupo estaba Latinoamérica.
¿Y no es así?
—¡No! Si te pones a mirar para atrás, ellos (los países desarrollados) se
equivocaron en todo. Yo no tengo ganas de imitar su modelo de desarrollo porque no me sirve. Europa destruyó todos sus bosques nativos y ahora están reforestando todo de nuevo y desesperándose por las energías renovables.
—Los latinoamericanos entendemos que podemos tomar el camino de la sustentabilidad orientado a revalorizar nuestros recursos. Pero cuidado, el ambientalismo es una cosa y la sustentabilidad es otra. El ambientalista es un tipo con mucho corazón pero a veces no transa y no entiende que hay que desarrollarse con una economía sólida a través de la sustentabilidad. Tenemos los recursos, la capacidad y lugares donde – desgraciadamente– hay aún mucha pobreza. Esas personas pueden ser beneficiadas con un desarrollo sustentable. Podemos resolverlo de una forma mucho más inteligente que los países desarrollados. —Es una visión global que hay que tomarla, pero la tecnología avanza tan rápido que países como Argentina, Chile y Latinoamérica en general, podemos tranquilamente dejar de depender del petróleo y empezar en una carrera hacia la electrificación y de emisiones bajas, ya que realmente no nos cuesta mucho más caro. Parece un sueño, pero más que eso: son objetivos. Y hace falta que la gente lo entienda. Pero muchas veces tenemos políticos de pensamientos muy obsoletos
—En casi todos los países aún siguen con esto de la derecha y de la izquierda o del comunismo y el capitalismo. Y la verdad, es que esos pensamientos ya son del pasado. Desde el punto de vista del planeta, ambas tendencias lo tratan igual de mal. Unos, justificando puestos de trabajo injustificables y los otros, buscando mayor ganancia a como dé lugar. Por eso hace falta un nuevo pensamiento. Es otro el camino. Tenemos un planeta que hemos explotado por décadas. Necesitamos políticos jóvenes. Hay que sacar a los dinosaurios y que esto lo tomen personas con otro pensamiento más acorde con el planeta.
—No, no. Hay que hacer que la gente y las empresas entiendan que la sustentabilidad es un muy buen negocio y que no está mal ganar dinero a través de ella. Ojalá sean multimillonarios haciendo acciones sustentables. La resolución del problema, entonces, no es tan romántica. Sólo tiene que ver si como especie, decidimos seguir en este planeta o no.