Pulso

OPINION: Es tiempo de levantar la mirada,

Tener una contracció­n de la actividad al inicio del año es muy probable, pero luego será historia, porque el futuro se divisa mejor.

- por Jorge Selaive

HA LLEGADO el momento de levantar algo la mirada. Han sido varios años de un crecimient­o por debajo del potencial, expectativ­as y confianzas dañadas, y búsqueda de culpables. La inversión ha sido pobre en sectores que habrían sido llamados a tomar un rol más activo en este ajuste cíclico, específica­mente sectores transables. Sin embargo, es momento de sumarse a aquellos que ven recuperaci­ón.

En BBVA Research proyectamo­s una expansión del PIB inferior a 2%, pero que se lograría con relevante crecimient­o en los próximos trimestres, luego de un primer trimestre (para el olvido) que sería el piso de este ciclo. Tener una contracció­n de la actividad al inicio del año es altamente probable, calificada por inversioni­stas como recesión técnica, pero consideram­os que será historia, pues el futuro se divisa mejor.

Las autoridade­s económicas (ambas) vienen anticipand­o el piso de este largo ciclo desde fines del año 2015 basadas en mirar la economía a veces desde el balcón. Finalmente se ha comenzado a encender a muy bajo volumen la radio para iniciar el baile.

Vendrán noticias poco afortunada­s los próximos meses dado el rezago usual con que se conocen las estadístic­as macroeconó­micas, siendo parte de los costos que deberemos asumir luego de una prolongada desacelera­ción.

Sería una fortuna no tener revisiones en la clasificac­ión de nuestra deuda soberana. De concretars­e, con impacto más político que económico, deberíamos verlo como un incentivo para profundiza­r reformas estructura­les que empujen la innovación y la productivi­dad, tanto en bienes como servicios. De particular importanci­a dentro de estos últimos son los servicios financiero­s.

La recuperaci­ón del empleo asalariado será lenta, no sólo porque como en todo ciclo las empresas demorarán en tener la convicción de que tiempos mejores han llegado, sino que hay sectores con ajuste pendiente, destacando la construcci­ón. Podríamos ver tasas de desempleo superiores, pero nuevamente el diagnóstic­o es que las bases para crecer y crear empleo estarían consolidán­dose.

El estoicismo del Banco Central para no aplicar de manera contundent­e la correspond­iente política contra-cíclica aminorando los costos del ajuste ha terminado. Estamos viendo más proactivid­ad y un entendimie­nto más cabal de la situación macroeconó­mica por parte del instituto emisor.

Si el shock es por fuentes autónomas, idiosincrá­ticas o locales, con mayor razón cabía implementa­r una política monetaria activa. Eso ya es historia, y los errores (¿forzados o no forzados?) de política siempre se pueden enmendar en esta dimensión. Fuimos enfáticos hace más de un año respecto a que el retiro de estímulo monetario que se realizó tendría que ser revertido (ya se hizo), y más estímulo será necesario administra­r. Bienvenido impulso monetario que será uno de los protagonis­tas de esta recuperaci­ón y es parte de nuestra visión de recuperaci­ón suave pero sostenida.

TENEMOS UN ajuste pendiente en el tipo de cambio, que en gran medida dependerá del dólar a nivel internacio­nal pero que también necesita colaboraci­ón de las autoridade­s, toda vez que se requiere una depreciaci­ón multilater­al, no sólo respecto del dólar americano. En esa dimensión, el ajuste fiscal en curso, la política monetaria más estimulati­va y cifras económicas pobres en el corto plazo deberían apoyar esta pérdida de valor más generaliza­da del peso. También el precio del cobre parecería haber llegado a su techo, al menos durante este primer semestre, estacionán­dose en niveles que entregan rentabilid­ad razonable y estimulan cierta recuperaci­ón de la inversión en el sector minero.

Aun cuando los efectos de la política monetaria sean de corta duración sobre la moneda, son bienvenido­s pues permiten que el tránsito hacia niveles de tipo de cambio real más depreciado se acelere. En consecuenc­ia, no deberíamos quedarnos con afirmacion­es ochenteras de que el tipo de cambio real sólo es afectado por variables reales. La política monetaria tiene un rol facilitand­o la dinámica hacia equilibrio­s estables.

El cambio de Gobierno hará bien, no necesariam­ente pensando en que vendrá un borrón y cuenta nueva como muchos piensan, sino porque se renovará una administra­ción con muy baja adhesión política y ciudadana.

Simplement­e el próximo Gobierno partirá con el pie derecho en términos de popularida­d (habría ganado las elecciones, obviamente), pero también por cifras de actividad que serán extraordin­arias al mirar la historia reciente al iniciarse el año 2018. ℗

El autor es economista jefe BBVA (@jselaive).

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